En las Artes Marciales Chinas, la figura del maestro tiene una importancia vital, ya que cualquier persona que desee aprender un arte marcial necesita a un maestro que le transmita la enseñanza. En Occidente, muchas veces el papel del maestro es malinterpretado; para entender un poco mejor este papel, debemos examinar primero la figura del maestro en la tradición religiosa de China.
Lo primero que debemos destacar es el hecho de que los chinos no tienen una palabra que podamos traducir por religión, con todos los significados y connotaciones que este término tiene en Occidente. En China, las tres grandes corrientes filosófico-religiosas son conocidas como Jiào 教, literalmente, “enseñanza”. De manera que la religión budista, por ejemplo, es denominada Fójiào 佛教, “Enseñanza de Buda”; el taoísmo, Dàojiào 道教, “Enseñanza del Tao”, etc. Estas enseñanzas religiosas no son diferentes a cualquier otro tipo de enseñanza, como por ejemplo las Artes Marciales.
Las religiones chinas, a diferencia de las occidentales, no están basadas en dogmas sino en la tradición, y se centran, más que en una institución, en la figura del maestro. Así, alguien que quiera iniciarse en una tradición religiosa del tipo que sea, necesita la guía de un maestro que le revele la enseñanza; no basta con su estudio personal de las escrituras. Esta enseñanza no es una verdad absoluta e inmutable sino más bien la propia interpretación que el maestro hace de la tradición, lo que da lugar a la existencia de numerosos linajes con innumerables variaciones en la forma y en el ritual que adoptan estas tradiciones.
Las religiones chinas no están basadas en dogmas sino en la tradición.
La lengua china tiene dos palabras para designar a un profesor. La primera es lăoshī 老師, compuesta por dos caracteres: lăo 老, “viejo”; y shī 師, “enseñar”. Literalmente significa “viejo profesor”, y hace referencia a la persona que se dedica a la enseñanza de una materia corriente, como un profesor de instituto o de universidad.
El segundo término es shīfu 師父 (en cantonés, sifu), compuesto de nuevo por shī 師 “enseñar” o “profesor”, y fù 父, “padre”. Literalmente significa pues “padre que enseña” o “maestro padre”. Éste es el término que normalmente traducimos como “maestro” y que se refiere tanto al maestro espiritual como al maestro de artes marciales*. Designa la relación de padre adoptivo - hijo adoptivo que se establece entre maestro y discípulo en la tradición china. Al recibir la iniciación en una tradición religiosa, uno “renace” como un ser nuevo en dicha tradición, y recibe el nombre de tú dì 徒弟, “discípulo” (en cantonés, tou dai).
Los linajes espirituales y marciales se construyen pues en semejanza a una familia, y los deberes filiales confucianos se extienden al nuevo padre adoptivo como si de un padre natural se tratara.
Por otro lado, a diferencia de la comunicación profesor-alumno, en la relación maestro-discípulo la comunicación, esto es, la transmisión de la enseñanza, ocurre a un nivel más sutil y profundo, a un nivel espiritual. El maestro se comunica con su discípulo de corazón a corazón.
Cuando el discípulo está preparado, habrá de renacer un día él mismo como maestro, y reproducir la imagen de su propio mentor, es decir, reproducir la tradición tal y como le ha sido transmitida. Un maestro es pues aquel que conoce la tradición y la reproduce. Su conocimiento no procede ni puede ser adquirido a través de los libros; no es un conocimiento erudito, sino que se basa en la práctica y la experiencia personal. Las enseñanzas que no proceden de un maestro se denominan en China jiǎ chuán 假傳, “transmisión falsa”, en oposición a la transmisión verdadera, zhēn chuán 真傳.
Este mismo papel es desempeñado por el maestro de un arte marcial. En él se deposita la tradición de todo un linaje; en él se encarna y se reproduce dicha tradición, y a través de él se transmite a las generaciones futuras, para que ésta no caiga en olvido. Como decía nuestro maestro Pedro Rico, “debemos de cuidar lo que es viejo, para que siga siendo viejo”.
Notas:
* En China suele utilizarse el término homófono shīfu 師傅 para dirigirse a los taxistas, cocineros y algunos otros trabajadores, como signo de respeto. No debe confundirse con shīfu 師父 porque, aunque suena igual, carece del significado o connotación de “padre”.