Introducción
Durante la mayor parte de la historia de China, la arquería (射藝 shèyì), ya sea con arco o ballesta, fue la principal disciplina marcial y la más importante forma de combate en la guerra. Incluso tras la aparición de las primeras armas de fuego, la arquería mantuvo su primacía en el campo de batalla hasta ya entrado el s. XIX.
Además, la arquería es una disciplina que desde la antigüedad ha estado asociada al perfeccionamiento interno y, por tanto, considerada también como un Dào 道, es decir, un camino espiritual; en este sentido se conoce como shèdào 射道.
Antecedentes históricos
Desde siempre, y para todas las sociedades remotas, el arco y las flechas han sido instrumentos de caza. A pesar de que los arcos y las astas de flecha están hechos de materiales perecederos y no permanecen como restos arqueológicos, sí existen restos de cabezas de flecha hechas de hueso o piedra, primero, y de bronce después. La evidencia arqueológica más antigua de la arquería en China data de hace aproximadamente 28,000 años.
No obstante y, por extensión, el arco y las flechas se utilizarían también para la guerra. Como prueba de ello se han encontrado esqueletos con puntas de flecha de hueso incrustadas en ellos, procedentes del Neolítico.
En otros esqueletos se han encontrado múltiples puntas de flecha agrupadas en el torso, lo que indica que el muerto fue enterrado con ellas, y que la víctima habría sido muerta ritualmente con flechas. Puesto que ejecutar a la víctima con un arma corta hubiese sido más eficiente, este tipo de muerte ritual habla de un significado simbólico de la arquería ya desde tiempos prehistóricos, más allá de su uso práctico.
Los arcos chinos y centroasiáticos evolucionaron de simples palos de madera con cuerdas de tripa animal a arcos compuestos hechos de hueso, tendones y madera pegados conjuntamente.
Las primeras dinastías
En las dinastías Shāng 商 y Zhōu 周, la arquería parece estar asociada con las élites aristocráticas, es posible que debido al coste de manufactura del arco. Por otra parte, tras la sedentarización y el asentamiento de la población y el inicio de la agricultura, la caza se convirtió en una actividad propia de la clase alta, más desocupada.
Durante Shāng, se introdujo el uso de cuadrigas en el campo de batalla. La guerra de cuadrigas consistía en la conducción de carros de caballos desde los cuales se disparaban flechas a objetivos selectos. Tanto la arquería como la conducción de cuadrigas necesitaban de un largo tiempo de entrenamiento para alcanzar un buen desempeño; más aún, disparar desde una cuadriga en movimiento habría supuesto años de entrenamiento. Este tiempo sólo estaba disponible para las clases altas, liberadas del trabajo del campo.
La arquería como vía de auto-perfeccionamiento
Desde las primeras dinastías chinas se practicaban, entre las clases aristocráticas, competiciones de arquería. Estos eventos estaban altamente formalizados; en Zhōu se convirtieron en un acto social y espiritual que demostraba el desarrollo interno del practicante. Esta visión de la arquería permanecería durante la mayor parte de la China imperial.
Es de destacar que la arquería es la primera disciplina marcial asociada al auto-perfeccionamiento, a una concentración mental que trasciende lo cotidiano.
En la arquería de guerra, la fuerza física era esencial a la hora de tensar el arco, para que la flecha saliera disparada con potencia suficiente para penetrar el objetivo. Sin embargo, tras el rey Wǔ 武 de Zhōu, las competiciones de arquería se desligaron del propósito de penetrar el objetivo, valorando más la precisión y la etiqueta, considerados reflejo del estado mental del practicante. Para Confucio (孔夫子 Kǒngfuzǐ), la ejecución ritual y la puntería primaban sobre la capacidad de perforación y, por ende, sobre el uso de la fuerza.
Este enfoque sobre las competiciones de arquería las hacía accesibles a la aristocracia civil, que no disponían del entrenamiento necesario para perforar el objetivo, y no sólo a la élite militar. De otra manera, los arqueros militares no educados habrían aparecido por encima de los caballeros y eruditos confucianos. La corrección de la forma mostraba el cultivo interno de la persona y no era, por tanto, una mera ostentación de la fuerza del arquero de guerra.
Diferentes tipos de arco.
Para los pensadores posteriores a Confucio, la arquería seguirá ocupando el lugar central como habilidad marcial por excelencia, a pesar de la aparición de otras armas.
Como se ha mencionado, las competiciones de arquería eran eventos extremadamente formales, donde lo que se demostraba era por encima de todo la conducta de los participantes. Aunque las carreras de cuadrigas y la lucha también fueron disciplinas competitivas durante la dinastía Zhōu, sólo las competiciones de arquería se usaban para asignar puestos en la corte.
La arquería se convirtió para los pensadores confucianos en una medida de su desarrollo interno. Al igual que el comportamiento correcto, el éxito era resultado de la propia disciplina en reproducir la forma correcta, sin conexión alguna con los otros competidores.
Con el tiempo, y más allá del énfasis confuciano en la corrección de la forma, se desarrolló la idea de que la maestría en la arquería requería de un estado mental trascendente, y por tanto se concibió esta disciplina como el camino a un elevado estado mental. Esta idea apareció en los escritos de Zhuāngzǐ 莊子 y Lièzĭ 列子.
La arquería de Lièzĭ
En el Lièzĭ hay una historia según la cual el maestro Liè estaba demostrando su tiro con arco ante un tal Bóhūn Wúrén 伯昏無人. Lièzĭ era tan habilidoso que podía colocar una taza de agua sobre su codo, y tensar el arco sin derramar ni una gota, y era además tan rápido que, tras disparar una flecha, ya había colocado la siguiente en su lugar.
Sin embargo, esta habilidad no impresiona a Bóhūn Wúrén, un personaje legendario que representa al mismo Dào 道. Wúrén (literalmente, “no-persona”), insta a Lièzĭ a subir una montaña y disparar desde lo alto de un precipicio. Cuando Wúrén se colocó con la mitad de sus pies sobresaliendo por el abismo, Lièzĭ se tumbó en el suelo, sudando del pánico.
En esta historia, Wúrén muestra a Lièzĭ que, aunque ha alcanzado la habilidad física de la arquería, aún no ha alcanzado el Dào. La incapacidad de Lièzĭ de disparar desde lo alto del precipicio se debe a que su mente está tensa; ha alcanzado la habilidad externa pero no ha dominado los aspectos sutiles.
Lièzĭ 列子.
Esta es una de las primeras indicaciones de la idea de que las artes marciales, mediante la perfección de la habilidad, pueden llevar a una perfección del estado mental. Es de resaltar que esta idea aparece mucho antes que el Chán 禪 o incluso que la llegada del budismo desde la India. En las artes marciales, la habilidad física decrece con la edad, pero la perfección mental permanece.
La arquería en la guerra
Como ya hemos mencionado, la arquería de cuadrigas se basaba en disparar un número reducido de flechas a objetivos específicos, es decir, a los oficiales enemigos, y no en el disparo masivo de flechas al conjunto de las tropas. En los Estados Combatientes (戰國時代 Zhànguó Shídài), la efectividad de la arquería desde cuadrigas fue declinando, por razones posiblemente ligadas a los cambios en los modos de guerra y a la aparición de infantería masiva acorazada.
A esto se añadió la aparición de la ballesta a finales del período de Primaveras y Otoños (春秋時代 Chūn-Qiū Shídài). La ballesta, aunque más lenta que el arco, era más sencilla de usar para tropas con menos entrenamiento y disponía de mayor potencia de perforación. La ballesta nunca adquiriría el significado cultural y simbólico del arco, y a lo largo de la historia se mantuvo como un arma eminentemente práctica ligada al campo de batalla.
Ilustración de un manual de ballesta.
Hasta entonces, la arquería había sido monopolio de la aristocracia. Sin embargo, estos cambios en la guerra supusieron un revés a las clases altas, ya que fueron desplazadas como reyes del campo de batalla por la masa de soldados comunes.
La lucha en masa y la ballesta trajeron el monopolio del pueblo llano, lo que de alguna manera supuso un desafío al orden político establecido. Los pensadores confucianos recurrieron a una supuesta superioridad moral para justificar el gobierno de las élites, y éstas se reafirmaron en la arquería como forma de expresar la superioridad de su conducta.
La arquería después de la dinastía Hàn
Durante Hàn 漢, la importancia de la arquería se mantuvo intacta tanto en la guerra como en la competición, y se incluyó en los llamados Cien Juegos (百戲 bǎi xì), pero no hubo cambios en la forma de practicarla.
Durante los Tres Reinos (三國 Sānguó), la arquería a caballo se identificó con las artes marciales de los pueblos de la estepa, donde la práctica de tiro con arco era parte de la vida ordinaria. Para ellos, la arquería era una necesidad diaria en su vida nómada y cazadora; estaban entrenados desde la infancia y eran tiradores expertos por naturaleza.
Al desplazarse gran número de estos guerreros nómadas hacia el sur, se hizo necesario en el norte de China entrenar tropas en la arquería para hacerles frente, por lo que la práctica regular de esta disciplina creció en importancia, y se establecieron campos de entrenamiento para su práctica tanto a pie como a caballo.
Los emperadores promovieron las competiciones de arquería y la caza, y se regresó al énfasis en la fuerza para perforar el objetivo. También era importante ser capaz de disparar a izquierda y derecha desde la grupa del caballo.
Así, los valores de la arquería, tanto a pie como a caballo, propios de los pueblos esteparios del norte, se absorbieron en la cultura china, si bien para las élites chinas esta habilidad debía ser entrenada específicamente para la guerra, ya que no era parte del modo de vida natural.
Debido a los conflictos armados con los pueblos de la estepa, que hacían cargas a caballo y se retiraban acribillando a sus perseguidores bajo una lluvia de flechas, se valoraba la movilidad de la caballería y esta práctica se convirtió en el modo de guerra preferente, por encima de la caballería acorazada, más lenta e ineficaz contra los nómadas.
Durante Suí 隋 y Táng 唐, la arquería mantuvo su importancia central en la práctica militar, y era una habilidad esperada de cualquier oficial de la corte.
La dinastía Sòng y el rechazo de las artes marciales
Durante Sòng 宋, la arquería mantuvo su importancia capital entre las diferentes artes de combate. Huá Yuè 華嶽, poeta y artista marcial de la época, consideraba el arco como la primera de las treinta y seis armas militares, y la arquería como la primera entre las dieciocho artes marciales.
Durante esta época se produjeron grandes cambios culturales. Primero, un incremento en el énfasis sobre la ballesta como forma de identificación con la cultura de China. Segundo, una preferencia de lo civil por encima de lo marcial entre las élites gobernantes, que conllevó el desprecio de la práctica marcial y el abandono de la arquería entre las clases altas civiles. Las razones de estos cambios son factores sociales, culturales y políticos, no basados en la eficacia.
Incremento de importancia de la ballesta:
La ballesta había sido un arma distintiva china y era prácticamente desconocida entre los pueblos de la estepa. El uso de la ballesta resaltaba las diferencias fundamentales entre los nómadas de la estepa y los chinos sedentarios.
Tras la retirada de los Sòng al sur ante el avanza de los jurchen (Nǚzhēn 女真) y su toma de control del norte de China, estas diferencias se incrementaron. En el sur era muy difícil conseguir y mantener caballos, y el poder ofensivo del ejército Sòng se vio debilitado. En cambio su poder defensivo recaía en las fuerzas navales y fortificaciones en el río Huái 淮, donde la ballesta era más efectiva que el arco.
Arquero jurchen a caballo.
De nuevo la fuerza física para cargar el arco y la ballesta eran pruebas requeridas para los soldados Sòng, y demostraban su capacidad marcial. La debilidad de la ballesta era su bajo ritmo de fuego, de modo que sólo podía ser usada desde posiciones fortificadas, o bien en el campo de batalla en conjunto con arcos y formaciones sólidas de infantería.
Fue la identificación cultural china de la dinastía Sòng la que propició esta elevación de la ballesta sobre el arco.
Ilustración de un soldado disparando una ballesta.
Abandono de la arquería entre las élites:
Durante la dinastía Sòng, se produjo una revalorización de los principios civil (wén 文) y marcial (wǔ 武), que otorgaba mayor prestigio a los funcionarios civiles y hombres de letras que a aquellos que se dedicaban a las artes marciales, de suerte que estos últimos eran tenidos como pertenecientes a una categoría social inferior.
De esta forma, la sociedad civil china se fue desligando progresivamente de toda práctica marcial. La arquería, que para Confucio había tenido especial importancia como vía de cultivo interno y como muestra de autoperfeccionamiento, dejó de practicarse entre las clases gobernantes.
Estas élites, a pesar de su desprecio por los pueblos de las estepas, que ellos consideraban bárbaros, ni siquiera aprendieron a usar el arma que más los distinguía de éstos, la ballesta.
No obstante, mientras que las elites Sòng rechazaban las artes marciales, las comunidades locales que sufrían los saqueos de los pueblos de las estepas se entregaron a la práctica marcial para poder defenderse, ante la incapacidad del gobierno de garantizar la seguridad. Aparecieron allí algunas sociedades de arquería (gōngjiàn shè 弓箭社), que a menudo eran consideradas por las élites como iguales a los bárbaros.
Un breve resurgimiento de la arquería: la dinastía Yuán
En el siglo XIII, China cayó bajo el empuje de los mongoles y entró a formar parte del imperio de Genghis Khan. Tras la división de este imperio poco después, Kublai Khan, nieto de Genghis, estableció en China en 1271 la dinastía Yuán 元, clamando sucesión de las anteriores dinastías chinas.
A pesar de que los gobernantes mongoles adoptaron la cultura china, la arquería a caballo siguió siendo de vital importancia para ellos, constituyendo la pieza central de sus artes marciales.
Para los mongoles y otros pueblos de las estepas, la arquería no sólo era un arte práctico, sino que tenía también implicaciones religiosas y espirituales: podía alejar a los malos espíritus y atraer la lluvia. Asimismo, constituía la base de la vida en la estepa, siendo esencial tanto para la caza como para el combate, y una parte esencial de la identidad cultural de estos pueblos.
Los mongoles, como forma de mantener su autoridad y de evitar rebeliones, restringieron la práctica de las artes marciales entre los chinos hàn, incluyendo la arquería, así como el acceso a armas como arcos y flechas.
La dinastía Yuán se desintegró poco menos de un siglo después de su fundación, marcando el final de este breve resurgimiento de la arquería entre las élites.
El declive de la arquería
Durante la dinastía Míng 明 (1368-1644), la arquería con arco y ballesta continuó siendo clave en el ejército, a pesar de la existencia ya de armas de fuego. Sin embargo, ésta ya nunca recuperó su importancia entre las élites civiles, que habían abandonado su práctica durante Sòng.
A pesar de la antigua asociación de la arquería con el autoperfeccionamiento, las élites de la dinastía Míng eligieron la esgrima de la espada recta (jiàn 劍) como forma de mostrar su refinamiento.
Arqueros manchúes.
Con el establecimiento de la dinastía Qīng 清, de nuevo un pueblo ligado a los modos de vida de las estepas, la arquería pudo haber recuperado su prestigio. Sin embargo, la práctica militar europea y la guerra industrial dejaron obsoleta esta práctica en el campo militar.
La arquería ya nunca recuperaría su prestigio y permaneció como algo arcaico. Incluso tras el siglo XX, en que las artes marciales chinas, obsoletas en la guerra, fueron objeto de una revalorización como prácticas ligadas al autocultivo y la espiritualidad, la arquería en China ya no goza de la preeminencia que tiene, por ejemplo, entre las artes marciales japonesas.
Fuentes:
Chinese Martial Arts: From Antiquity to the Twenty-First Century, Peter A. Lorge, Cambridge University Press, 2012.