Introducción
La Batalla del Acantilado Rojo (Chìbì zhī zhàn 赤壁之戰) fue uno de los episodios bélicos más importantes de la historia de China. Esta batalla, de dimensiones épicas, marcó, de alguna manera, el final de la dinastía Hàn 漢 (206 a. C.-220 d.C.) y el inicio del Período de los Tres Reinos (Sānguó Shídài 三國時代; 220-280).
La batalla enfrentó al poderoso ejército de Cáo Cāo 曹操 con las tropas aliadas de Liú Bèi 劉備 y Sūn Quán 孫權, estando estas últimas en una abrumadora inferioridad numérica…
Cáo Cāo 曹操.
Antecedentes históricos
Estamos en el siglo II de nuestra era. La dinastía Hàn, después de cuatro siglos en el poder, comienza a dar signos de debilidad.
En la capital, los eunucos de palacio han ido adquiriendo influencia, hasta el punto de mover los hilos de la corte imperial y de decidir los nombramientos a puestos oficiales de gobierno. Estos puestos comienzan a ser, directamente, comprados a los eunucos, y son consecuentemente ocupados por miembros de familias ricas sin preparación para el cargo.
Ante esta situación, la antaño eficaz administración del imperio se torna ineficiente y corrupta. Esto da lugar al surgimiento de varias revueltas, siendo la más importante la llamada Rebelión de los Turbantes Amarillos (Huáng Jīn Zhī Luàn 黃巾之亂). En la supresión de esta rebelión se destacan dos de los líderes que más tarde protagonizarán la Batalla del Acantilado Rojo: Cáo Cāo y Liú Bèi.
Rebelión de los Turbantes Amarillos (Huáng Jīn Zhī Luàn 黃巾之亂).
Tras el final de la rebelión, algunos de los gobernadores regionales que ayudaron a suprimirla comienzan a administrar sus territorios de acuerdo a sus propios deseos, sin someterse a la autoridad de la corte, dando lugar al surgimiento de señores de la guerra que luchan por sus propios intereses.
Las intrigas por el poder se suceden. El emperador cae finalmente bajo el poder de una serie de caudillos militares que se disputan su control, pues quien controle al emperador tendrá el control de facto del imperio. De ahora en adelante, el propósito de liberar al emperador se convierte en el pretexto legitimador de sucesivas campañas, por parte de líderes que, en el fondo, buscan asumir ellos mismos el poder.
Finalmente, el emperador Liú Xié 劉協 (Hàn Xiàndì 漢獻帝) cae bajo el control de Cáo Cāo, quien, con el pretexto de protegerlo, legitima así su propio poder. Por supuesto, el emperador no es más que una marioneta en sus manos.
En los años sucesivos, Cáo Cāo va acumulando poder y se hace con el control de todo el norte de China, erigiéndose en la figura más poderosa del quebrantado imperio. Si bien Cáo Cāo es tenido, en la imaginación popular, como uno de los más grandes villanos de la historia china, debido a su ambición de poder, es también cierto que todos sus rivales tenían aspiraciones similares. También es de justicia decir que Cáo fue un hombre brillantísimo, de una inteligencia poco común, y un magnífico estratega.
Una vez asegurado su control sobre el norte, Cáo Cāo se lanza al sur con la intención de someter a otros gobernantes que le hacen frente bajo el pretexto de liberar al emperador y restaurar la dinastía Han. Uno de estos líderes es Liú Bèi, un pariente lejano de la familia imperial.
Tras sufrir algunas derrotas, Liú Bèi se va retirando hacia el sur, donde forma una alianza con Sūn Quán, señor del estado de Wú 吳. Esta alianza hará frente a Cáo Cāo en la Batalla del Acantilado Rojo, que pasamos a describir a continuación.
Liú Bèi 劉備.
La Batalla del Acantilado Rojo
Hacia finales del año 208, Cáo Cāo se lanza a una campaña con intención de hacerse con los territorios al sur del Yangtsé (Cháng Jiāng 長江), con un gran ejército. En su contra tiene ciertas condiciones desfavorables: el cansancio acumulado en su marcha desde el norte; el clima y el terreno sureños, a los que sus hombres no están acostumbrados; y algunas enfermedades tropicales ante las cuales no tienen inmunidad, que hacen merma en sus tropas.
Cáo, a lo largo de sus victorias anteriores, se ha hecho con un buen número de embarcaciones de guerra que pretende utilizar en la campaña. Pero sus hombres, que son tropas de tierra y no están acostumbradas a luchar en los barcos, se marean con facilidad. La mayoría de ellos, además, sólo dispone de unos pocos días de entrenamiento en operaciones navales.
A su favor, tiene una abrumadora superioridad numérica. Las estimaciones más realistas rondan los 250,000 hombres, aunque algunas fuentes hablan de hasta 800,000. Enfrente tiene a las tropas que han podido reunir la alianza sureña: unos cincuenta mil hombres, una fuerza muy inferior. Pero, entre estos hombres, además de los ya mencionados Sūn Quán y Liú Bèi, se encuentran el legendario guerrero Guān Yǔ 關羽 y el famoso estratega Zhūgě Liàng 諸葛亮, al servicio de Liú Bèi, y el general Zhōu Yú 周瑜, otro gran estratega, al servicio de Sūn Quán.
Zhūgě Liàng 諸葛亮.
En el invierno de 208, las fuerzas se encontraron en tierra cerca de los Acantilados Rojos (Chìbì 赤壁). Sin que ninguna de las dos partes pudiera ganar una posición ventajosa, ambos se replegaron, refugiándose Cáo Cāo en la cercana Wūlín 烏林.
En el Romance de los Tres Reinos (Sānguó Yǎnyì 三國演義), una de la cuatro grandes obras clásicas de la literatura china, la narración de la Batalla del Acantilado Rojo menciona un episodio que, aunque ficticio, nos gustaría contar aquí.
Estando el general Zhōu Yú de Sūn Quán en rivalidad con el ingenio de Zhūgě Liàng, consigue que éste acepte la orden de revertir la escasez de flechas en el ejército aliado, procurando cien mil en el plazo de tres días. Una orden del todo imposible de cumplir, al menos aparentemente. La intención de Zhōu Yú es, en realidad, ejecutar a Zhūgě Liàng bajo la ley militar cuando éste se muestre incapaz de cumplir la orden.
Zhūgě Liàng ordena llenar una flotilla de pequeñas embarcaciones con muñecos de paja y, en una noche de densa niebla, se acerca a la flota de Cáo Cāo. El campamento enemigo da la voz de alarma al avistar las embarcaciones, pero, al no poder ver a través de la densa niebla, temen que tras los pequeños botes se encuentre una flota mucho más grande. Es por ello que, en vez de abordar los botes en combate directo, Cáo Cāo ordena acribillarlos a flechazos.
Las flechas se clavan en los botes, así como en los muñecos de paja. Zhūgě expone los costados de los botes hasta que éstos se llenan de proyectiles por ambos lados, tras lo cual regresa al campamento con los botes cargados de flechas enemigas, y cumpliendo así con la misión encomendada.
Estando en su base de Wūlín, Cáo Cāo recibe la carta de un comandante de las fuerzas de Sūn Quán, de nombre Huáng Gài 黃蓋, ofreciendo pasarse al bando de Cáo bajo el pretexto de haber sido agraviado por sus superiores. Cáo acepta la rendición, y Huáng Gài acuerda que se unirá a él con sus fuerzas en cuanto le sea posible.
Algo que Cáo Cāo no sabía era que la supuesta rendición de Huang Gai no era tal. Éste había ordenado llenar un escuadrón de embarcaciones con materiales incendiarios y, utilizando el viento a favor, las mandó hacia los barcos enemigos fingiendo la rendición. A mitad de camino, sus hombres pegaron fuego a los barcos, y escaparon en botes más pequeños.
El fuerte viento arrastró los barcos en llamas hasta la flota de Cáo Cāo. Probablemente debido a que sus hombres sufrían de mareos al no estar acostumbrados a navegar, Cáo Cāo había unido sus barcos uno a otro, para formar plataformas estables que no afectasen a la disposición de sus hombres. Cuando el fuego prendió en sus embarcaciones, éstas no pudieron maniobrar y se vieron consumidas por las llamas.
Cuando la flota norteña estaba ardiendo, y las llamas habían alcanzado incluso sus campamentos en tierra, las tropas aliadas lanzaron su ataque, aprovechando el caos reinante y obteniendo una gran victoria.
No sabemos exactamente cuál fue el lugar exacto donde tuvo lugar la batalla. El curso del río ha cambiado a lo largo de los siglos, así como también los nombres de los lugares. Por los registros de la época se sabe que fue en la orilla sur del Yangtsé, al sur de la actual provincia de Húběi 湖北.
De entre los posibles lugares, hay uno, en Púqí 蒲圻, que tiene unas inscripciones grabadas en la pared del acantilado que lo marcan como lugar de la batalla. No obstante, estos grabados fueron hechos entre las dinastías Táng 唐 y Sòng 宋 y, a pesar de ser antiguos, son en muchos siglos posteriores a la batalla.
Al darse cuenta de la derrota, Cáo ordenó la retirada por el camino de Huáróng 華容. El terreno estaba embarrado por las lluvias y sus tropas, haciendo un gran esfuerzo por avanzar, fueron perseguidas por el ejército rival, sufriendo grandes daños y, aunque Cáo consiguió evitar una derrota completa, la batalla, el hambre y la enfermedad pasaron una gran factura a su ejército.
A pesar de la gran inteligencia de Cáo Cāo, en este episodio muestra una falta de previsión que conlleva una serie de errores desastrosos. Primero, el convertir a sus tropas de tierra en una fuerza naval sin experiencia en este campo; segundo, el presentar batalla con sus hombres cansados por la larga marcha desde el norte; y finalmente, el sujetar los barcos unos a otros ya que, a pesar de aportar estabilidad, dificultaba su maniobra. Estos errores se suman a una serie de condiciones desfavorables, a saber, la relativa falta de apoyo en la región, las condiciones climáticas a las que sus soldados no estaban acostumbrados, y la aparición de enfermedades.
Conclusiones
La derrota de Cáo Cāo en los Acantilados Rojos supuso una reducción de su territorio e influencia. Tras este duro revés, ya nunca tendrá una oportunidad igual de destruir a sus rivales y unificar así China bajo su mandato.
Unos años después, este equilibrio de poder llevó a la configuración de los Tres Reinos (Sānguó 三國): Cáo Wèi 曹魏 en el norte bajo el linaje de Cáo Cāo; Shǔ Hàn 蜀漢 en el suroeste, con Liú Bèi como emperador, y el ya mencionado estado de Wú en el sureste que, si bien ya existía como reino vasallo de Cáo Wèi, proclamó su independencia en el año 222.
Este es el final de la dinastía Hàn, y el comienzo de la época de los Tres Reinos.
Los Tres Reinos (Sānguó 三國): Cáo Wèi 曹魏 en el norte; Shǔ Hàn 蜀漢 en el suroeste, y Wú 吳 en el sureste.
Fuentes:
Romance de los Tres Reinos, Luo Guanzhong. Penguin Books Limited, 2018.
Decisive Battles in Chinese History. Morgan Deane, 2017, Westholme Publishing.