Xuán Zàng 玄奘 fue una figura determinante en el desarrollo del budismo en China. En el s. VII, viajó a lo largo de la Ruta de la Seda hasta India para recopilar escrituras budistas que arrojaran luz sobre la religión tal y como se entendía en China en esa época.
Nacimiento y juventud
Nacido en 599 en las cercanías de Luòyáng 洛阳, Xuán Zàng pertenecía a una familia de origen noble cuyos antepasados habían ostentado cargos militares importantes. En su niñez recibió una educación confuciana acorde a su ascendencia. Sin embargo, el destino quiso que quedara huérfano a temprana edad, llevándose a su madre cuando él tenía cinco años, y a su padre a los diez, e ingresara en un templo budista en Luòyáng, donde a los trece años fue ordenado monje.
En su juventud la guerra civil asoló la región y Xuán Zàng buscó refugio en la capital, Cháng’ān 長安 (la actual Xī'ān 西安). Es el final de la dinastía Suí 隋朝 y el comienzo de la gran dinastía Táng 唐朝.
Ávido de conocimiento, Xuán Zàng viajó durante siete años por China buscando un entendimiento profundo del budismo, estudiando los textos clásicos y visitando a eruditos y monjes. Sin embargo, lo que encuentra es confusión respecto a las escrituras e interpretación de los textos. Las escrituras chinas estaban incompletas y mal traducidas, lo que daba lugar a frecuentes malinterpretaciones y a la proliferación de diferentes escuelas de budismo en desacuerdo entre ellas.
Aun a riesgo de ser apresado, Xuan Zang emprendió su viaje sin disponer de salvoconducto imperial.
A su regreso a Cháng’ān en 625, Xuán Zàng conoce a un monje indio llamado Prabhakaramitra; empieza a apreciar el budismo indio y a preguntarse por la verdadera esencia de las enseñanzas del Buda. Decidido a encontrar esta esencia, se propone peregrinar a India en busca de respuestas. Él y otros monjes hacen una petición formal a la corte imperial solicitando permiso para viajar, pero la petición es rechazada y se les prohíbe abandonar el país. En el s. VII el imperio ejerce un férreo control de las fronteras.
Peregrinación
En el año 627 una gran hambruna azota la capital, y las autoridades permiten a los ciudadanos abandonar Cháng’ān. Xuán Zàng ve su oportunidad y emprende el viaje sin disponer de un salvoconducto imperial. Viaja por tierra, siguiendo la misma ruta que abrió Zhāng Qiān 張騫 cuando viajó en el s. II a.C. buscando establecer relaciones comerciales con las Regiones Occidentales*: la Ruta de la Seda.
Tras un mes de viaje llega a Liángzhōu 凉州. El imperio está en guerra con las tribus túrquicas del oeste y las fronteras se encuentran cerradas; no se puede viajar al oeste sin un salvoconducto imperial.
Xuán Zàng pasa un mes enseñando en Liángzhōu, a la espera de encontrar una oportunidad para cruzar la frontera. Sin embargo, alguien alerta a las autoridades del propósito de Xuán Zàng de viajar al Oeste, y el gobernador local le ordena regresar a Cháng’ān. Xuán Zàng consigue fugarse con la ayuda de dos monjes, viajando de noche y escondiéndose hasta llegar a Guāzhōu 瓜州, en el límite occidental del imperio Táng. Allí, un oficial local lo detiene, portando una orden de arresto pero, como devoto budista, rompe la orden y deja marchar al monje.
Buscando el modo de atravesar el control imperial, Xuán Zàng consigue un caballo de un hombre anciano que le advierte del peligro de viajar al oeste atravesando el desierto. Xuán Zàng hace el voto de no cejar en su propósito aunque en su camino encuentre la muerte. El viejo dice a Xuán Zàng que si se ve en una situación crítica, su caballo sabrá hacia dónde dirigirse.
Para llegar hasta el paso fronterizo, el monje necesita abastecerse de agua en una serie de pozos custodiados por torres de vigilancia llenas de soldados imperiales, donde corre el riesgo de ser apresado.
A pesar de viajar de noche, Xuán Zàng es descubierto al llegar a la primera torre de vigilancia, y es arrestado. Al conocer el propósito del viaje de Xuán Zàng, el comandante de la guarnición, un budista ferviente, lo libera y le provee de agua y comida para continuar su viaje. El comandante le aconseja ir directamente a la cuarta torre, donde uno de sus familiares se encuentra al mando, y con su ayuda el peregrino consigue sobrepasar las cinco torres de vigilancia y adentrarse en el desierto de Mòhèyánqì Gēbì 莫贺延碛戈壁 en el corredor de Héxī 河西走廊, en el límite entre las actuales provincias chinas de Gānsù 甘肅 y Xīnjiāng 新疆.
Xuán Zàng se adentra solo en el desierto, donde experimenta visiones de demonios amenazantes, a los que mantiene alejados por su devoción a Guān Yīn 觀音. Por el camino, pierde su cantimplora de piel de cabra, su única provisión de agua. En medio del calor abrasador y de los vientos de arena que azotan su cuerpo, da media vuelta para regresar. Sin embargo, arrepintiéndose y recordando su voto de alcanzar la India o morir en el camino, vuelve a dar media vuelta decidido a continuar su viaje.
Xuán Zàng pasa varios días sin agua en medio del desierto, perdido y al borde de la muerte. Finalmente, prácticamente deshidratado, su caballo le lleva hasta un oasis al final del desierto, donde ambos, hombre y bestia, sacian su sed y reponen fuerzas para continuar.
Tras salir con vida del desierto, Xuán Zàng llega al reino de Yīwú 伊吾, el primero más allá del imperio Táng. Allí, en las cercanías de la actual Hāmì 哈密, encuentra un templo donde los monjes le ofrecen cobijo. Desde Yīwú, Xuán Zàng planea seguir su viaje por la ruta del noroeste. Sin embargo, desde que estuvo impartiendo enseñanzas en Liángzhōu, su nombre se ha hecho conocido a lo largo de la Ruta de la Seda y, habiendo oído hablar de él, el rey de Gāochāng 高昌, el reino más grande de las proximidades y situado al suroeste de Yīwú, lo convoca a su presencia.
En Gāochāng es bien recibido por el rey, un devoto seguidor de la religión budista. Bajo su reinado, el budismo florece en toda la región, donde existen más de 300 templos y 3000 monjes.
Las ruinas de Jiāohé 交河, un importante enclave budista en el antiguo reino de Gāochāng.
El rey de Gāochāng ofrece a Xuán Zàng quedarse y convertirse en un líder religioso, aunque en realidad su interés radica en conocer mejor la cultura Hàn 漢, que ejerce gran influencia en la región. Xuán Zàng rechaza el ofrecimiento del rey, pero éste insiste y amenaza con repatriarlo al imperio Táng. China se prepara para la guerra contra los nómadas en el norte y Gāochāng puede verse envuelto: el rey necesita consejo y no desea ver partir al monje.
Xuán Zàng, ante la imposibilidad de convencer al rey para que le deje marchar, decide hacer una huelga de hambre, absteniéndose de comer y beber durante varios días. Finalmente, el rey es conmovido por la devoción del monje y ambos se juran hermandad frente a Buda. El rey ruega por la peregrinación de Xuán Zàng, y éste le promete que en su viaje de regreso se detendrá en Gāochāng y enseñará budismo durante tres años. El rey elige a cuatro monjes para convertirse en discípulos de Xuán Zàng y cuidar de él; le proporciona hombres y caballos, y regalos para los reyes de los reinos que encontrará en el camino, y escribe una carta al Khan de los pueblos turcos del oeste para que les asista en su viaje. También les proporciona dinero y seda para viajar durante veinte años. A su partida, la comitiva es despedida por la comunidad de monjes, la familia real y parte del pueblo.
Por el camino son asaltados en varias ocasiones por bandidos, pero al reconocerlos como monjes y no como mercaderes, los bandidos los dejan marchar con vida.
El reino de Gāochāng se encontraba al pie de las Montañas de Fuego (Huǒyànshān 火焰山).
Tras atravesar el reino de Yanqi, Xuán Zàng y sus acompañantes llegan a Kucha (Guīzī 龜茲), el reino más importante de las Regiones Occidentales. En Kucha, el budismo florece desde el s. I de nuestra era, donde penetró desde la India a través de la misma Ruta de la Seda. Allí se detienen durante dos meses esperando la llegada de la primavera que derrita las nieves en los montes Pamir, la siguiente etapa de su viaje.
En la primavera de 628, la comitiva partió de Kucha atravesando los montes Pamir, en el cruce de las cordilleras de Kūnlún 崑崙山 y Tiān Shān 天山. No se sabe cuál de los varios pasos de montaña tomó Xuán Zàng en su viaje, pero a causa del frío extremo y la fatiga, la mitad de los hombres, incluyendo dos de sus discípulos, y muchos de los caballos perecieron por el camino.
Tras cruzar las montañas, los supervivientes del grupo se adentraron en las estepas de Asia Central, más allá de las Regiones Occidentales, pasando por el lago Issyk Kul, en el actual Kirguistán. En esta región, la religión dominante era el mazdeísmo, una antigua religión de origen persa basada en el culto al fuego.
Yurta de una familia nómada en Kirguistán.
Montaje de una yurta, Kirguistán.
La comitiva llega a Suyab (Suìyè 碎葉), hogar de gentes de muchas procedencias a lo largo de la Ruta de la Seda. Al enseñar la carta del soberano de Gāochāng, el Khan de Suyab los recibe bien y les asigna una escolta que los acompañe a lo largo de una parte del camino.
Atravesando los reinos de Talas y Zheshi llegan a Kand (Samarcanda) en Sogdiana, uno de los enclaves más importantes a lo largo de la Ruta de la Seda. Los sogdianos eran un pueblo de mercaderes y controlaban gran parte del comercio a lo largo de la ruta.
En Samarcanda, el mazdeísmo y el budismo están en conflicto, y los dos discípulos de Xuán Zàng son atacados por los habitantes de la ciudad. Sin embargo, la cultura Táng ejerce una poderosa influencia en las gentes de la región. Durante su estancia, Xuán Zàng visita al rey de Samarcanda y, en una sola noche, su elocuencia lo convence de abrazar el budismo. En ese momento, la intolerancia religiosa toca su fin y el budismo comienza a florecer de nuevo en el reino.
La comitiva liderada por Xuán Zàng prosigue su periplo hacia la India, atravesando Kusana hasta el sur de Asia donde llega a Dami, parte del antiguo imperio Kushan en las orillas del Oxus**, y posteriormente al reino de Huo, en el actual Afganistán.
Desde Huo han de atravesar la cordillera del Hindu Kush y, en otoño del año 628, finalmente llegan a la India. Allí, en la frontera natural del río Indo, los soldados del Khan que les acompañaban desde Suyab dan la vuelta, y Xuán Zàng prosigue acompañado solamente por sus dos discípulos.
Al llegar a Gandhara, antiguamente un importante reino budista, Xuán Zàng se entristece al darse cuenta de la decadencia en que se encuentra el budismo en la región. Desde las conquistas de Alejandro Magno, en Gandhara se funden las culturas india, griega, persa y romana. Las imágenes de Buda producidas aquí muestran semejanzas notables con el arte griego, especialmente con la figura de Apolo.
En tiempos anteriores, Gandhara había sido el centro del budismo en India, pero en el s. V los nómadas la conquistan y destruyen los templos marcando el comienzo del declive de la religión budista.
En la India, Xuan Zang encuentra un budismo en decadencia.
En el s. VII, India estaba formada por más de 70 reinos independientes. En Kasmira (Cachemira), Xuán Zàng permanece un año estudiando escrituras budistas compiladas en el s. I en un gran concilio de monjes bajo el emperador Kanishka. Deja Kasmira en agosto de 629 con la intención de dirigirse a Nalanda.
Mientras, la dinastía Táng entra en guerra con el Khaganato Turco Oriental y comienza su expansión por las Regiones Occidentales que Xuán Zàng ha atravesado en su viaje. El poder y reputación creciente del imperio Táng le ganan a Xuán Zàng el respeto y la admiración de las gentes de la India.
Estancia en India
En la primavera de 631, Xuán Zàng llega al Ganges, donde es hecho prisionero por un grupo de seguidores de la diosa Durga, con la intención de sacrificarlo para aplacar la cólera de la diosa. Viendo su muerte acercarse, Xuán Zàng reza en silencio al Buda. En ese momento, fuertes vientos se levantan, arrancando los árboles y arrasándolo todo. Sus captores, creyendo entonces que han ofendido a la diosa, detienen el sacrificio y liberan al monje.
Ese verano, Xuán Zàng visita varios lugares santos del budismo: Kapilavastu, lugar de nacimiento del Buda, cerca de Lumbini en el actual Nepal; Kushinagar, donde el Buda murió y entró en el Nirvana; Sarnath, cerca de Benarés, donde dio su primer sermón tras la iluminación; y finalmente Bodhgaya, donde el Buda alcanzó el despertar. En estos lugares Xuán Zàng se percata de nuevo del declive de la religión budista en el país de Buda. Aunque aún quedan monjes, muchos templos están derruidos y poca gente del pueblo sigue ya las enseñanzas budistas.
En Bodhgaya, después del Nirvana del Buda, se construyeron dos estatuas de bodhisattvas junto al árbol bodhi; entre el pueblo circulaba la creencia de que si alguna vez las estatuas quedaban enterradas, el budismo llegaría a su fin. A su paso por el lugar, tras cuatro años de viaje, Xuán Zàng encuentra las estatuas parcialmente enterradas y se sume en una profunda aflicción.
Xuán Zàng llega finalmente a Nalanda en otoño de 631, donde los monjes le prepararon una gran bienvenida. En esa época, Nalanda era un gran centro académico de budismo, uno de los pocos lugares donde la religión aún mantenía su antiguo esplendor. En Nalanda vivían más de diez mil monjes dedicados al estudio, no sólo de la religión, sino también de la medicina, matemáticas y otras muchas ramas del conocimiento.
Allí, Xuán Zàng establece una gran relación con el anciano abad, Silabhadra, y se convierte en su discípulo. Todos tratan al viajero con gran consideración, proporcionándole todo lo necesario para su día a día.
En la primavera del año siguiente, Silabhadra comienza a instruir a Xuán Zàng en las enseñanzas de la escuela Yogācāra. Los textos budistas estaban escritos sobre hojas de patra preparadas en un complicado proceso. Estas hojas eran resistentes a la humedad y podían conservarse intactas durante cientos de años. Xuán Zàng pasó cinco años en Nalanda estudiando las escrituras y adquiriendo un profundo conocimiento del budismo. Tras este tiempo, dedicó tres años más a recorrer el subcontinente indio para seguir aprendiendo.
De vuelta en Nalanda, Xuán Zàng toma parte en una serie de debates religiosos de ámbito nacional, donde poco a poco adquiere gran fama, y es reconocido como maestro por seguidores de las escuelas Mahayana e Hinayana. Gracias a Xuán Zàng, el rey Harsha, unificador de múltiples reinos de la India, se convierte en un importante patrón del budismo en el subcontinente.
Regreso a China
Al término de la primavera de 641, quince años después de dejar Cháng’ān, Xuán Zàng emprende finalmente el viaje de regreso a China acompañado de un grupo de seguidores. Aunque le ofrecen viajar en barco, decide tomar la ruta terrestre por la que vino, con intención de cumplir la promesa hecha diecisiete años antes al rey de Gāochāng. Xuán Zàng se lleva consigo una gran cantidad de libros y escrituras. Sin embargo, al cruzar de nuevo el Indo, la corriente casi les hace volcar y unos cincuenta libros caen al agua, perdiéndose en el río.
Tras atravesar de nuevo los montes Pamir, la comitiva pasa por Tashkurgan en el reino de Kabanda y llega a Kashgar, donde recibe la triste noticia de la muerte del rey de Gāochāng, a quien había prometido regresar para enseñar budismo durante tres años en su viaje de vuelta. Ahora Gāochāng es parte del imperio Táng.
El monte Muztagh Ata junto al lago Karakul, en la ruta que tomó Xuán Zàng al atravesar los montes Pamir en su viaje de regreso.
El fuerte de Tashkurgan.
Xuán Zàng regresa por la ruta sur del Taklamakan y en el invierno de 643 llega a Khotan (Hétián 和田). Antes de poder proseguir, necesita solicitar el perdón del emperador por haber abandonado China sin permiso. Desde Khotan, Xuán Zàng escribe una carta al emperador Tàizōng 唐太宗, del que recibe respuesta seis meses después. El emperador le otorga su perdón y organiza su regreso a la capital.
Tras atravesar el Taklamakan, pasan por Dūnhuáng 敦煌, un importante enclave budista en la Ruta de la Seda, y a principios de 645 llegan a Cháng’ān, donde son recibidos con gran ceremonia.
Tras 19 años de viaje, Xuán Zàng ha recorrido más de 25000 kilómetros y más de 100 reinos. A su vuelta, trae consigo 657 escrituras budistas. Aunque su peregrinación termina, queda aún un gran trabajo por hacer.
Traducción de los sutras
Xuán Zàng es recibido por el emperador, quien, deseoso de controlar el comercio de la Ruta de la Seda, le encarga escribir el relato de sus viajes, detallando la geografía y costumbres de las Regiones Occidentales. La “Crónica de las Regiones Occidentales de la Gran Dinastía Tang” (Dà Táng Xī Yù Jì 大唐西域記) es un texto de gran importancia aún en nuestros días. Antes de Xuán Zàng, otros peregrinos habían recorrido ya esos caminos, pero o no documentaron sus viajes o murieron en la ruta. En India, no existen apenas recuentos históricos anteriores al s. XVIII. El pueblo indio parecía más inclinado a dejar por escrito mitos y leyendas que historia real. Ante estas circunstancias, el recuento de Xuán Zàng es una fuente muy valiosa para conocer los hechos y costumbres de la época.
En Cháng’ān, el Hijo del Cielo le ofrece al monje un puesto en el gobierno, pero éste declina. Con fondos provistos por el emperador, Xuán Zàng establece un departamento de traducción, reuniendo a monjes cualificados de todo el imperio. Tradujo al chino muchos de los más importantes textos Mahayana y escribió comentarios a los mismos. Su influencia impulsó de manera notable el budismo bajo la dinastía Táng, y el número de monjes aumentó considerablemente.
Xuán Zàng fue nombrado abad de un nuevo templo en Cháng’ān. Sin embargo, el apoyo que recibe por parte del emperador se resiente debido a la ejecución de uno de sus discípulos a causa de unos rumores sobre su relación con la princesa de Cháng’ān.
Últimos años
En el año 649, el emperador Gāozōng 唐高宗 hereda el imperio tras la muerte de Tàizōng, y Xuán Zàng recupera en parte el favor imperial. En 652 se construye en Cháng’ān la Gran Pagoda del Ganso Salvaje, diseñada por Xuán Zàng basándose en una estupa de Nalanda para albergar las escrituras traídas desde la India y el centro de traducción. La Pagoda se construyó en barro y ladrillo debido a la dificultad de encontrar piedra en los alrededores, pero se derrumbó al poco tiempo de su construcción. Posteriormente, a principios del s. VIII, la Pagoda fue reconstruida y se añadieron nuevos pisos, pero guerras posteriores la destruyeron parcialmente y se redujo a los siete pisos que aún posee en la actualidad.
Gāozōng transforma el palacio de Yùhuá 玉华 en Shaanxi (Shǎnxī 陕西) en templo budista, donde Xuán Zàng pasa sus últimos años. Allí, Xuán Zàng planta algunas semillas de árbol bodhi traídas desde la India, y dedica sus últimos años a la traducción del Mahaprajnaparamita Sutra, el más largo texto budista, una tarea formidable. Sus discípulos le sugieren eliminar todos aquellos pasajes superfluos, pero Xuán Zàng insiste en producir una traducción estricta. La tarea le lleva cuatro largos años.
Después de terminar la traducción del Mahaprajnaparamita Sutra comienza la traducción de un nuevo texto, pero siente sus fuerzas flaquear. Xuán Zàng deja este mundo el 5 de febrero del año 664, en paz consigo mismo, y entra en el Nirvana. Tras su regreso de India, pasó 19 años traduciendo 47 sutras comprendidos en 1335 volúmenes.
Xuán Zàng quiso que envolvieran su cuerpo en atavíos simples y lo enterraran en un lugar tranquilo. Se dice que en su funeral, el número de personas entre budistas y seculares superaba el millón.
Xuan Zang es una figura de gran relevancia en la historia del intercambio cultural entre China e India.
Legado
El trabajo de Xuán Zàng ayudó a esclarecer confusiones en las escrituras budistas chinas de la época. Estableció la escuela Yogācāra en China, donde pasó a denominarse Fǎ Xiāng 法相宗, y posteriormente se transmitió a Japón con el nombre de Hossō, donde aún perdura hoy en día. Su filosofía y su profundo análisis de la mente eran extraños a la tradición china, y la escuela no perduró mucho en el país tras la muerte de Xuán Zàng.
La mayoría de las escrituras que trajo consigo de la India se han perdido. En algún momento de la historia, su tumba fue saqueada y reliquias de sus huesos yacen en diferentes lugares de China. En 1957 el gobierno chino dio un pequeño fragmento de su hueso parietal a India como símbolo de amistad; actualmente se preserva en Nalanda.
Xuán Zàng es un personaje cuya influencia trasciende la religión; es una figura de gran relevancia en la historia del intercambio cultural entre China e India. Debido a su influencia, el rey Harsha envía diplomáticos a la China Táng, iniciando una relación diplomática entre ambos países por primera vez en la Historia.
El budismo indio, a pesar de vivir un nuevo auge bajo el reinado de Harsha, terminó decayendo irreversiblemente. La destrucción de Nalanda en el s. XII por los invasores de Asia Central marcó el final del budismo en la India, después de más de mil quinientos años desde su nacimiento en los tiempos de Buda.
Los viajes de Xuán Zàng inspiraron siglos más tarde la famosa novela épica china “Viaje al Oeste” (西遊記 Xī Yóu Jì), donde se narra una versión mitológica de sus viajes en busca de escrituras budistas acompañado por el Rey Mono Sūn Wùkōng 孫悟空. Este personaje mitológico de poderes sobrenaturales está quizás basado en el dios-mono indio Hanuman, cuyas historias posiblemente se propagaran a China por los mismos caminos que recorrió Xuán Zàng.
Notas:
* Las Regiones Occidentales es el nombre con que el imperio chino conocía las tierras que se extendían al Oeste más allá de sus dominios. Actualmente corresponden a la provincia china de Xīnjiāng.
** Actual Amu Darya.