Introducción
En cualquier arte marcial es importante distinguir claramente los objetivos de entrenamiento, y recurrir por tanto a los métodos adecuados para conseguirlos.
Un error muy común en el Kungfu y en otras artes marciales tradicionales es entrenar sin un objetivo específico, es decir, se entrena por el mero hecho de pasar el tiempo o simplemente de manera inconsciente.
No queremos decir con esto que el mero hecho de practicar un arte marcial no reporte placer, y que este placer no pueda ser un objetivo en sí mismo; por supuesto que lo es. Pero, en este caso, el practicante ha de ser consciente de ello y, si tiene otros objetivos además del propio disfrute, deberá planificar cuidadosamente los métodos para alcanzarlos.
Objetivos y métodos
Los objetivos de un arte marcial son áreas en las que adquirir conocimiento, habilidad o eficiencia, mientras que los métodos son todo tipo de ejercicios o de sistemas de entrenamiento ideados para alcanzar la consecución de dichos objetivos.
Lamentablemente, muchos instructores o escuelas confunden el método con el objetivo. Por ejemplo, las formas se convierten habitualmente en un objetivo en sí, sin plantearse para qué se realizan o qué pretenden enseñarnos. Otro ejemplo puede ser el uso del muñeco de madera, que muchas veces se utiliza sin entender claramente cuál es su propósito (más allá del mero endurecimiento del cuerpo) y cuáles son los beneficios que nos reporta a la hora de adquirir habilidades marciales.
Los objetivos de un arte marcial pueden variar en función de los intereses de cada practicante. Pero siempre han de estar planificados de forma progresiva, de manera que un principiante habrá de centrarse primero en la consecución de ciertos objetivos más básicos, y éstos seguramente irán cambiando a lo largo de su entrenamiento, conforme su aprendizaje progresa.
Por otra parte, los métodos han de adecuarse a los objetivos para los cuales son diseñados. Es importante hacer notar que, si un método no funciona para conseguir un objetivo, este método ha de ser cambiado; además, los métodos han de adecuarse o adaptarse a la persona, y un método que funciona con una persona concreta puede no funcionar con otra.
Por tanto, un instructor ha de estar abierto a ajustar sus métodos de acuerdo a las características de cada estudiante, y a utilizar tanto métodos tradicionales como métodos modernos u otros propios diseñados por él mismo.
Objetivos del arte marcial
Sin que esta relación pretenda ser exhaustiva, entre los objetivos más comunes a todo arte marcial podemos distinguir los siguientes:
- Acondicionamiento del cuerpo: Incluye aspectos como el fortalecimiento físico, el endurecimiento, la flexibilidad, la resistencia y, sobre todo en estadios básicos, la coordinación, que es un aspecto muy importante que el estudiante va a necesitar desarrollar para progresar en cualquier arte marcial.
- Aprendizaje técnico: Dentro de este objetivo podemos englobar el aprendizaje de las técnicas marciales propias de un sistema o estilo concreto de artes marciales. Este aspecto se centra en adquirir las técnicas y movimientos característicos del sistema, es decir, en aprender un repertorio determinado de técnicas de desplazamiento, ataque y defensa, que pueden incluir golpes de puño, palma, codos, patadas, etc, hasta técnicas de luxaciones y derribos o técnicas de combate con armas. Pero, sobre todo, se trata de enseñar al cuerpo a moverse de manera eficiente.
- Aspectos sutiles: Incluyen aspectos menos visibles o perceptibles, como la respiración, la mirada, la calma mental, la percepción táctil o la visión periférica, entre otros.
- Desarrollo de habilidades específicas: Adquisición o desarrollo de habilidades como la velocidad, la explosividad, la precisión o la puntería, etc.
- Adquisición de conceptos tácticos: Finalmente, dentro de este campo se incluyen aspectos que tratan del entendimiento de cómo aplicar el arte marcial. Estos conceptos pueden incluir el entendimiento de las distancias, las estrategias de ataque y defensa, posiciones de guardia, posicionamiento en el espacio y otros aspectos similares.
Métodos del arte marcial
Entre los métodos para adquirir estos objetivos se incluyen desde la práctica repetida de una técnica aislada hasta la práctica de qìgōng 氣功 y meditación, pasando por combinaciones individuales, combinaciones por parejas, formas de una persona, formas de dos personas, dispositivos de entrenamiento como muñecos de madera, sacos de arena o sacos de pared, ejercicios de fortalecimiento, estiramientos, golpeo de paos o guantillas, aplicaciones, patrones o drills por parejas, Zhàn Zhuāng 站桩, posiciones aisladas, desplazamientos, etcétera.
Práctica de Zhàn Zhuāng 站桩.
Es imposible extendernos aquí sobre todos estos métodos de entrenamiento. Nuestro interés es simplemente provocar la reflexión del lector sobre los objetivos que pretende cumplir cada uno de éstos.
Sirvan sólo a modo de ejemplo los siguientes:
El muñeco de madera (en cantonés, ching zong 稱樁) de Choy Li Fut 蔡李佛 es un dispositivo de entrenamiento tradicional muy útil. No obstante, muchos practicantes entienden este aparato como un mero sistema de endurecimiento del cuerpo. A un estadio muy básico, esto es cierto. Pero el muñeco de madera es aún más importante para desarrollar un buen juego de pies, y enseñar al practicante cómo desplazarse y posicionarse respecto de su oponente, cuándo mantenerse en contacto y cuándo despegarse, etc.
Por supuesto, para alcanzar estos objetivos el muñeco de madera no es imprescindible; pueden aplicarse otros métodos. Pero cuando nos coloquemos delante del muñeco de madera, debemos tener el mente qué objetivos queremos conseguir, para focalizarnos en aplicar los ejercicios adecuados a tal propósito.
Si uno no ha entendido los principios que este dispositivo pretende enseñar, y no sabe aplicarlos a una situación real, el entrenamiento con el muñeco de madera no pasará de ser una mera floritura o la recreación de un rasgo cultural.
Entrenamiento con el muñeco de madera (ching zong 稱樁).
Como segundo ejemplo, pongamos el empuje de manos (tuīshǒu 推手) de Tàijíquán 太極拳. El empuje de manos es un ejercicio realizado por parejas en el que ambos practicantes ejercen una presión de manera alterna sobre el brazo de su oponente, mientras que éste “recibe” el empuje cediendo y redirigiendo la fuerza de empuje.
Se debe entender que el empuje de manos no es una forma de lucha, es decir, no simula una situación real; nadie lucha a empujones, por mucho que se hayan establecido competiciones de empuje de manos.
El empuje de manos es un juego, un patrón mediante el cual desarrollar una percepción fina, un entendimiento de las fuerzas que se encuentran, para poder aplicar conceptos del Tàijíquán, a saber: no luchar fuerza con fuerza, no ejercer oposición directa, sino ceder a la fuerza del oponente modificando su dirección, y colocar al oponente en desequilibrio antes de responder.
Si este ejercicio se trabaja concienzudamente, y se desarrollan las habilidades para las cuales el ejercicio ha sido diseñado, estas habilidades son sumamente útiles en un encuentro real, especialmente cuando entramos en el terreno de agarres y luxaciones, ya que el practicante podrá responder de manera intuitiva y sin esfuerzo a la fuerza de su oponente.
Empuje de manos (tuīshǒu 推手) de Tàijíquán 太極拳.
Conclusión
En resumen, los métodos del arte marcial (ejercicios, formas, etc.) se diseñaron para cumplir uno o varios objetivos específicos. A la hora de entrenar, debemos tener claro qué objetivos pretendemos alcanzar, para poder diseñar un entrenamiento adecuado, aplicando los métodos apropiados en cada caso.
De nuevo, nuestro objetivo puede ser simplemente disfrutar y pasar un buen rato, y eso es válido al cien por cien; en tal caso podemos entrenar según nuestras apetencias del momento sin preocuparnos de aplicar ningún método concreto.
Pero si realmente estamos implicados en el aprendizaje y el desarrollo de nuestro arte marcial, es interesante plantearse cuáles son los objetivos que se pretenden conseguir en el nivel en que nos encontramos, tener claro para qué está diseñado cada método, y así poder aplicarlo de manera consciente, para que el tiempo de entrenamiento realmente produzca sus frutos.