Cuando pensamos en las artes marciales chinas, nos viene a la cabeza una gran diversidad técnica y estilística: Choy Li Fut 蔡李佛, Hung Ga Kyun 洪家拳, Grulla Blanca (白鶴拳 Báihèquán), Tàijíquán 太極拳, Wing Chun 詠春, Xíngyìquán 形意拳, Boxeo Borracho (醉拳 Zuìquán), Tánglángquán 螳螂拳, por nombrar sólo unos pocos que vienen a la mente.

Sin embargo, las artes marciales chinas no se han clasificado en estilos más que por una relativamente pequeña parte de su historia. Además, esta diversificación estilística parece tener su origen en las artes del espectáculo.

Introducción:

En la dinastía Míng 明 (1368-1644) ya tenemos constancia de la existencia de una amplia variedad de estilos de artes marciales, como lo constatan textos como los manuales del famoso general Qī Jìguāng 戚繼光, del que hemos hablado en otras ocasiones. Antes de esta época las artes marciales chinas no se agrupaban bajo diferentes nombres. Los estudiantes aprendían de un determinado maestro, a veces asociado a una localidad, y se definían en términos de linaje asociado a un fundador a menudo mítico. Esta agrupación bajo linajes comenzó en la dinastía Sòng 宋.

Hasta la aparición de armamento moderno, en las artes marciales militares sólo se enseñaba el uso básico de armas de infantería y caballería. El entrenamiento militar se centraba así en un reducido repertorio técnico para un también reducido número de armas —aquellas que eran reglamentarias. Es decir, sólo se entrenaban las técnicas más simples y efectivas, para aprender a aplicarlas contra un oponente con velocidad, precisión y potencia.

Más aún, se necesitaba entrenar a gran número de estudiantes de manera simultánea, para que luchasen como una unidad y no como individuos aislados.

De este modo, y debido a que unas unidades del ejército debían integrarse con otras unidades en campaña (y que todas luchasen de la misma manera), sus artes marciales habrían sido homogéneas en todo el territorio. Es cierto que algunas habilidades se empleaban con mayor frecuencia en unas zonas que en otras, como por ejemplo la lucha a caballo en regiones de frontera con pueblos nómadas, pero la forma de luchar era la misma en todas ellas.

Los barrios de espectáculos de la dinastía Song:

En la dinastía Sòng 宋 aparecieron una serie de barrios de entretenimiento donde se organizaban espectáculos y eventos de divertimento; allí, fuera del ámbito militar, empezaron a desarrollarse unos espectáculos marciales de pretensiones principalmente estéticas. Es precisamente en estos barrios de entretenimiento donde se registran los primeros estilos familiares y linajes de artes marciales.

Autores como Lín Bóyuán¹ 林伯原 defienden esta idea de que diferentes escuelas de artes marciales se desarrollaron en los barrios de espectáculo en la época Sòng. Según este autor, la articulación de escuelas separadas se produjo a finales de la dinastía, tras la caída del norte de China ante los jurchen (女真 nǚzhēn). A principios de la dinastía Sòng, las artes marciales del ejército se propagaron y enseñaron a la población campesina, y posteriormente estas mismas artes evolucionaron en los barrios de entretenimiento.

En el escenario se necesitaba algo más variado que en el campo de batalla. Las exhibiciones de artes marciales como entretenimiento llevaron a la elaboración y dramatización de estas artes, principalmente interesadas en la estética, lo que gradualmente produjo una diferenciación clara entre diferentes practicantes. Estas diferencias se ligaron a linajes de práctica.

Esto coincidió con el desarrollo del teatro y se fusionó con tradiciones orales. Los artistas marciales fueron romantizados por su habilidad de desafiar la autoridad en un mundo injusto. Las artes marciales empoderaban al individuo frente a las grandes estructuras de poder, al menos en la ficción popular. Algunas de estas articulaciones emergieron en historias tempranas del bandido Sòng Jiāng 宋江, primera vez puesto por escrito alrededor de 1300, probablemente desde historias orales ya en circulación².

Estas artes marciales se transmitieron y con el tiempo se desarrollaron sistemas particulares, cada uno con su propio repertorio técnico característico, que dieron lugar a escuelas o estilos nombrados por sus orígenes reales o imaginados.

Evolución posterior:

En esta época, no obstante, todavía no se registraban nombres de estilos. Si acudimos a la novela clásica china Shuǐhǔ Zhuàn 水滸傳 (El Margen del Agua, también llamada Los Bandidos del Pantano), de finales de Sòng, vemos que aunque sus protagonistas poseen habilidades particulares, no se halla ninguna mención a estilos de combate.

Los primeros registros de nombres de estilos de lucha corresponden ya a la dinastía Míng. En esta época, varios autores, entre los que se encuentra el ya mencionado Qī Jìguāng, compilaron listas de estilos marciales en un intento por encontrar las habilidades más efectivas y funcionales del momento. Qī se lamentaba de que muchos de estos estilos carecían de un repertorio técnico completo.

La mayoría de estos autores, expertos hombres de armas, estaban también decepcionados con los que llamaban “estilos floridos” (花拳 huā quán), elaborados en exceso, que eran agradables a la vista pero no obstante poco efectivos.

En esta época, estos estilos “floridos” ya habían perdido la esencia de la lucha y se alejaban de su efectividad original. A pesar de ello, y a pesar de la variedad de estilos en todo el territorio, parece que sí que existía un núcleo de técnicas efectivas.

Conclusión:

Los estilos o linajes de artes marciales parecen tener su origen en las artes marciales de exhibición. No debemos, no obstante, extraer la conclusión de que los estilos practicados actualmente derivan necesariamente de estos estilos de entretenimiento. Simplemente es el comienzo de una diferenciación estilística y de la costumbre de trazar linajes agrupados en torno a estas diferencias.

Por supuesto, después de la dinastía Sòng, momento en que aparece esta práctica, se originarían nuevos estilos derivados de las artes militares y por tanto basados en la efectividad y no en la floritura.

A pesar de ello, incluso estos estilos más efectivos intentarán diferenciarse unos de otros mediante la elaboración de sus técnicas, y podemos asumir que se vieron igualmente influenciados por los estilos de espectáculo a pesar de mantener la marcialidad.

Notas:

1. Citado en Peter A. Lorge, Chinese Martial Arts: From Antiquity to the Twenty-First Century, Cambridge University Press, 2012, p. 134.
2. íd. p. 138.