Lóulán 樓蘭 fue un antiguo reino que floreció en el s. II a.C. en los márgenes de la Ruta de la Seda. Fue una ciudad-estado independiente hasta que la dinastía Hàn 漢朝 se hizo con el control de la región, y proliferó durante varios siglos más hasta que fue misteriosamente abandonado en el s. III de nuestra era, dejando sólo ruinas que permanecieron enterradas en las arenas del desierto durante casi dos milenios…
El desierto de Taklamakan (塔克拉玛干沙漠 Tǎkèlāmǎgān Shāmò), conocido como “lugar sin retorno”, era el primer gran obstáculo que las caravanas que circulaban a lo largo de la antigua Ruta de la Seda (丝绸之路 Sīchóu Zhīlù) debían bordear. Al llegar allí, la ruta principal de dividía en dos, una rama que discurría al sur, y otra al norte, a lo largo de la cuenca del río Tarim (塔里木河 Tǎlǐmù Hé). Este río desembocaba en un gran lago de agua salada, el Lop Nur (羅布泊 Luóbù Pō), a cuyas orillas el reino de Lóulán prosperó gracias al comercio.
Lop Nur
El lago Lop Nur fue un gran lago de agua salada que hoy en día, debido al uso agrícola del agua de los ríos que lo alimentaban, se encuentra seco, apareciendo sólo en forma de pequeños lagos estacionales. En la década de 1920, su superficie abarcaba más de 3.000 kilómetros cuadrados.
Cuenca seca del Lop Nur (羅布泊 Luóbù Pō), vista de satélite.
En los años noventa del siglo XX, China utilizó este lugar para realizar pruebas nucleares.
Lóulán era uno más de la larga cadena de oasis fortificados en la Ruta de la Seda, parada obligada para las caravanas de comerciantes que circulaban entre China y Asia Central. Al igual que el resto de reinos independientes de la región, fue a menudo blanco de la disputa entre China y el reino Xiōngnú 匈奴, debido a su posición estratégica para el comercio.
La contienda por el control de Lóulán
El famoso viajero Zhāng Qiān 張騫 atravesó la región en el s. II a.C. como enviado de la dinastía Hàn con la misión de pactar una alianza con las Regiones Occidentales (西域 Xīyù). Cuando, después de la misión de Zhāng Qiān, se mandaron nuevas misiones al Oeste, éstas fueron atacadas por tropas de los reinos de Lóulán y de Gūshī 姑師, el imperio Hàn mandó un ejército en represalia para someter Lóulán, que accedió a pagar tributo a la corte Hàn.
Al mismo tiempo, Lóulán sufría los ataques del imperio Xiōngnú, que también estaba interesado en controlar la región. Ante esta situación, el rey de Lóulán decidió también rendir tributo a los Xiōngnú. Lóulán estuvo manteniendo así un sistema de alianzas con los dos reinos, mandando príncipes como rehenes a ambas cortes, en un difícil equilibrio que no agradaba a la corte Hàn. A la muerte de un rey, los príncipes rehenes eran mandados de vuelta a Lóulán, y el nuevo rey enviaba a su vez a sus hijos.
Cuando, a la muerte de uno de los reyes, un príncipe que había estado rehén en el reino Xiōngnú fue entronizado, los Hàn exigieron que el nuevo soberano se presentara en la corte. Pero el imperio Hàn había fallado previamente en devolver a uno de los príncipes, y el rey decidió negarse.
Así, las tropas de Lóulán comenzaron a atacar nuevamente a los enviados de la dinastía Hàn, hasta que en el año 77 a.C. una delegación fue enviada por el emperador de China con la misión de matar al rey. Trayendo regalos para el monarca, los enviados fueron recibidos en Lóulán, consiguiendo asesinar al rey cuando estaba borracho y colgando su cabeza de una de las torres de la ciudad.
Aunque el hermano menor del rey lo sucedió en el trono, el reino quedó bajo control del imperio Hàn, que lo rebautizó como Shànshàn 鄯善.
El reino de Lóulán era conocido en la lengua local como Krorän. Cuando la dinastía Hàn se apoderó de la región en el año 77 a.C., fue rebautizado como Shànshàn 鄯善. La imposición de un nombre en lengua china era una forma de simbolizar la nueva soberanía. No obstante, la región siguió siendo conocida como Lóulán por la población local.
Ruinas de una antigua ciudad de Lóulán.
Desde ese momento, el reino de Lóulán estuvo bajo el control de la dinastía Hàn intermitentemente, alternado con períodos de independencia y otros de coalición con los Xiōngnú. Eventualmente, el imperio Hàn estableció una colonia militar permanente en Lóulán.
En el s. III, la ciudad de Lóulán fue abandonada. La guarnición militar fue desplazada a otra ciudad al sur, y el reino de Shànshàn pervivió durante algunos siglos más, hasta la dinastía Táng 唐朝, pero finalmente también fue abandonado por sus pobladores. Cuando el monje Xuánzàng 玄奘 cruzó la región en el año 645, no quedaba rastro de vida humana en las ciudades del reino.
La causa de este abandono ha sido un misterio para los historiadores durante décadas.
El arqueólogo sueco Sven Hedin.
Descubrimiento de las ruinas de Lóulán:
El 28 de marzo de 1900 una expedición liderada por el arqueólogo sueco Sven Hedin pasaba cerca del lago Lop Nur. En un momento dado, Hedin se percató de que había perdido su única pala de hierro, y mandó a su guía local a encontrarla. Una tormenta de arena pilló por sorpresa al guía, y cuando ésta se calmó, se encontró en medio de las ruinas de una antigua ciudad: Lóulán.
Los restos de Lóulán
Las excavaciones arqueológicas han demostrado que existía una vibrante cultura en todo el reino. Conocida para los arqueólogos occidentales como “la Pompeya del desierto”, en Lóulán se han desenterrado palacios, templos y pagodas budistas, casas residenciales, y túneles subterráneos que traían agua de los ríos cercanos para abastecer a las poblaciones. Asimismo, se han rescatado monedas, documentos, tejidos de seda, lacas, tallas de madera y artefactos de bronce. En algunos de estos objetos se observan influencias grecorromanas, que demuestran la importancia de este enclave en las rutas comerciales.
En los alrededores existen restos de ríos secos y cultivos, sugiriendo que una cierta agricultura era practicada en la región.
Los karez
Los pueblos que habitan la cuenca del Tarim se han servido durante siglos de unos canales de agua subterráneos que en el idioma local, el uigur, son llamados karez. Estos canales aprovechan la diferencia de altitud y la gravedad para recoger agua del deshielo en las montañas y hacerla descender hasta los oasis. Estos canales son similares a los desenterrados en Lóulán y siguen siendo utilizados hoy en día.
Utilizando este sistema de canales subterráneos se evita que éstos se vean bloqueados por tormentas de arena, y se minimizan las pérdidas por evaporación, ya que la temperatura en la superficie del suelo puede alcanzar temperaturas extremas, cercanas a los 80 grados centígrados.
En la actualidad, alrededor de la localidad de Turpan (吐鲁番 Tǔlǔfán), que se nutre de estos karez, corren unos mil de estos canales a lo largo de unos 5000 kilómetros abasteciendo de agua a toda la región. Estos túneles tienen aproximadamente un metro de altura, por lo que su construcción se ha de realizar tumbado, y la tierra se saca a la superficie por los mismos pozos que sirven para extraer el agua.
Pero los descubrimientos más interesantes en Lóulán son con seguridad las llamadas "momias del Tarim", envueltas en algodón y seda, que datan hasta de 1.800 años antes de Cristo, demostrando la existencia de poblaciones humanas en la región en este temprano período. Estas momias muestran rasgos caucásicos, que sugieren que los pobladores del reino de Lóulán provenían de la meseta iraní.
Una de estas momias, conocida como la “Belleza de Lóulán” tiene una antigüedad de 3.800 años y se encuentra en perfecto estado de conservación.
La “Belleza de Lóulán”
Causas de su desaparición
El abandono de Lóulán ha sido, durante mucho tiempo, un misterio para la Historia. Entre los factores que ocasionaron el desplazamiento de sus pobladores, se han considerado la guerra, las plagas, los movimientos del curso del Tarim y del Lop Nur, y la apertura de otras rutas comerciales.
Sin embargo, estudios recientes muestran que el abandono de Lóulán pudo deberse a un desastre ecológico ocasionado por la expansión del imperio chino hacia el oeste. El trasvase de agua de los ríos con fines agrícolas pudo causar escasez en las zonas bajas y el gradual deterioro de los oasis.
Según registros de la dinastía Hàn, el lago Lop Nur pudo abarcar una superficie de entre 17.000 y 50.000 kilómetros cuadrados. Los restos demuestran que las condiciones climáticas de la región eran considerablemente más húmedas hace dos mil años. No obstante, la expansión del imperio Hàn sólo fue posible mediante el establecimiento de tropas y ciudades fortificadas y el desplazamiento de nuevos pobladores. Estas tropas demandaban tierra cultivable en una zona en la que la agricultura no había sido practicada con anterioridad de manera intensiva, lo que habría exigido el desvío de una gran cantidad de agua.
Las zonas de cultivo en la cuenca del Tarim fueron, durante la dinastía Hàn, considerablemente más extensas que, incluso, en la década de 1950, causando así la desecación de los ríos y el agotamiento de los oasis. Los documentos históricos registran este descenso de caudal en los ríos, así como la reducción en las raciones de grano de las tropas en la segunda mitad del s. III.
Entre esa época y el s. VII, la civilización de Lóulán se hundiría poco a poco, hasta que la región fue abandonada por completo y finalmente tragada por las arenas del desierto.
En chino, Lóulán ha pasado a significar figurativamente “ensoñación”, “soñar despierto”, de manera que, de alguien que sueña despierto, se dice que ha ido a Lóulán (去楼兰 qù Lóulán).
Fuentes:
- Mischke, S., Liu, C., Zhang, J. et al. The world’s earliest Aral-Sea type disaster: the decline of the Loulan Kingdom in the Tarim Basin. Sci Rep 7, 43102 (2017).