Historia del Opio en China (III): El Opio de las Masas (s. XIX)

Antecedentes

En los artículos anteriores hemos visto cómo el opio surgió en China como un producto medicinal. Durante la dinastía Míng 明 floreció su uso como afrodisíaco, y su valor alcanzó aquel del oro.

Posteriormente, con la introducción del tabaco fumado, aparecería la costumbre de fumar opio primero en Java (Indonesia) y luego en Taiwán (Táiwān 台灣) y en las costas de Fújiàn 福建 y Guǎngdōng 廣東. Este opio era en un principio madak (màndákè 曼達克), pero más tarde se pasó al opio puro.

Hemos visto también cómo comenzó el contrabando de opio británico a pesar de que el gobierno de la dinastía Qīng 清 lo había prohibido, si bien lo toleraba en la práctica, y cómo el consumo de opio fumado se extendió en la corte imperial, incluyendo tanto a príncipes como a eunucos, y posteriormente a las élites gobernantes. Este consumo también estaba ligado al ámbito de la prostitución como algo lujoso y otorgaba estatus social.

Finalmente, revisamos el procedimiento de fumar y los utensilios que se utilizaban.

Si es necesario, podéis revisar los artículos anteriores para mayor detalle:

 

Cultura Humo - Historia del Opio en China (III): El Opio de las Masas (s. XIX)

 

El siglo XIX: El opio de las clases bajas, el opio conflictivo

Las dos primeras décadas del siglo XIX vieron la expansión del opio hacia abajo en la escala social, y hacia el interior de China en el ámbito geográfico.

Década de 1820. La caída del precio del opio.

La Compañía Británica de las Indias Orientales tenía, desde finales del siglo anterior, el monopolio de la producción de opio en Bengala, denominado Patna. Sin embargo, la Compañía no tenía control sobre la producción de opio en los estados independientes de la India; los campesinos de estos estados cultivaban y procesaban su propio opio, conocido como Malwa, y lo vendían a comerciantes independientes en la costa occidental del subcontinente indio. Aunque la calidad del Malwa era inferior a la del Patna, su precio era más económico.

Los mismos mercaderes que comerciaban con el opio de la Compañía comenzaron también a traficar con el opio Malwa a principios del siglo XIX. La Compañía intentaba mantener bajo control la producción de opio indio para mantener asimismo los precios altos de su comercio en China. Tras varios intentos fracasados de bloquear el comercio de Malwa, la Compañía decidió finalmente incrementar la producción en Bengala para competir con aquel en cantidad y precio. Asimismo, empezó a comprar grandes cantidades de Malwa para evitar que saliese al mercado, pero esto sólo provocó el aumento de la producción de éste.

La fatídica consecuencia de estas decisiones fue que, a mediados de la década de 1820, la oferta de opio se había disparado tanto que su precio cayó a la mitad. Con la reducción del precio, más consumidores tuvieron acceso al producto, y el opio comenzó a extenderse rápidamente entre las clases bajas de China.

En el año 1834, la Compañía Británica de las Indias Orientales perdió el monopolio sobre el comercio del opio, que se abrió a comerciantes privados. Tras esta apertura, la importación china de la droga siguió incrementándose.

Por otra parte, el cultivo local se incrementó progresivamente y comenzó a competir con el opio extranjero en la década de 1830, convirtiéndose en el modo de vida de muchos agricultores.

Estos factores posibilitaron una reducción del precio y una participación en el consumo de una mayor parte de la población, incluyendo a los campesinos, hasta el punto de que el opio se convirtió en algo ordinario, en un producto de primera necesidad, como el té o el arroz.

Utensilios Opio - Historia del Opio en China (III): El Opio de las Masas (s. XIX)

Utensilios de fumar opio: pipa de opio, lámpara, aguja y rascador.

Además de opio más barato, las clases sociales más bajas también consumían “escoria”, formada de cenizas y restos de opio ya consumido por las otras clases sociales (yānhuī 煙灰). La escoria era barata y podía a menudo encontrarse en casas de opio para los pobres.

Las clases bajas hicieron el opio visible como un problema moral y social, y el consumo volvió a reinterpretarse políticamente. El opio, que hasta entonces había sido un hábito refinado cultivado exclusivamente por las clases altas —corte imperial, magistrados, eruditos, élites urbanas—, se convertía, ahora que lo consumían los pobres, en un problema patológico, degradante y criminal.

Pero el problema, en verdad, era económico.

El problema de la carestía de plata

La gran crisis económica en la que se estaba sumiendo China en la década de 1830 se aceleró debido al comercio del opio. La causa fundamental era la inestabilidad del sistema monetario chino, para el que existían dos divisas: la plata, que se utilizaba para grandes transacciones comerciales, y el cobre, para las pequeñas.

La plata nacional se conocía como plata sicea, y su exportación estaba prohibida. La plata era también la base sobre la que se calculaban los impuestos. Sin embargo, la población rural y las clases bajas percibían sus salarios y almacenaban sus ganancias en monedas de cobre. En tiempos de estabilidad económica, un tael de esta plata equivalía a mil monedas de cobre.

En la década de 1830, el valor de la plata se había incrementado entre un treintaicinco y un sesenta por ciento, dependiendo de la región, lo que significaba que los campesinos debían pagar más monedas de cobre para cubrir sus impuestos calculados en plata. Algunos funcionarios corruptos exigían hasta dos mil monedas de cobre por tael —el doble del precio normal—. Esta situación causó graves penurias a los más desfavorecidos, así como revueltas y agitación general.

El opio extranjero, cuya importación estaba prohibida, era pagado con plata sicea, cuya exportación también era ilegal. Esto provocó una gran paradoja. Los comerciantes occidentales podrían haber pagado a su vez todo el té y las mercancías que compraban legalmente a China con esta plata pero, como eso implicaría una transacción ilegal, estos productos se pagaban en reales de a ocho españoles, que era la única moneda legal para el comercio exterior de China. De forma que la plata sicea salía en el comercio ilegal, pero no podía volver a entrar legalmente.

A esta situación se le sumó un problema de escasez de plata de nivel global. La mayor parte del suministro mundial de plata procedía de las minas españolas en México y Perú, pero este suministro se interrumpió con las guerras de independencia de los países de América Latina. La escasez mundial duraría treinta años, y provocó a su vez que el suministro de plata que entraba a China mediante el comercio legal se redujera.

En China, donde nadie entendía estos factores globales, se atribuyó la falta de plata al comercio del opio, de cuyo consumo de culpó a su vez a las clases bajas.

La corte china se planteó si legalizar el opio o hacer cumplir su prohibición. Tras un período de sondeo para conocer las diferentes opiniones de los funcionarios de gobierno, finalmente la balanza se decantó por la prohibición, que comenzó a aplicarse con mayor rigor.

Este cambio hacia la prohibición, en un momento en que Dàoguāng 道光 estaba casi convencido de legalizar el opio, pudo deberse a la presión por parte de funcionarios y eruditos de etnia han en un intento por recuperar una posición de autoridad moral de la que habían gozado antes de la conquista manchú.

Cuando el gobierno Qīng intentó cerrar el comercio, los británicos se impusieron por la fuerza en lo que vino a llamarse en Occidente la Guerra del Opio —este nombre no se usaría en China hasta mucho más tarde—. Ya hemos hablado de las Guerras del Opio en otro artículo (enlace), así que no vamos a extendernos aquí sobre el tema, pero sí es necesario explicar sus consecuencias en lo referente al consumo.

Guerras del Opio, Opium Wars

Después de la Primera Guerra, los británicos obtuvieron la colonia de Hong Kong (Xiānggǎng 香港) y el tráfico siguió aumentando, proporcionando grandes beneficios al gobierno británico en la isla. Otras potencias competían con Gran Bretaña en el contrabando, como EEUU. Además de la ruta marítima, la droga también entraba por Yúnnán 雲南 y Sìchuān 四川 desde la India a través de Birmania, y por el Turkestán (actual Xīnjiāng 新疆) desde Afganistán.

Como consecuencia de la derrota china en el conflicto bélico, el resentimiento popular contra el gobierno manchú se incrementó, y terminaría estallando en la rebelión Tàipíng (Tàipíng Tiānguó 太平天囯) en el último año de Dàoguāng (1850). Ante la falta de fondos para hacer frente a la supresión de la rebelión, el gobierno volvió a plantearse la legalización del opio y, si bien no se hizo, muchos funcionarios generaron fondos con la droga.

Con el reinado de Xiánfēng 咸豐, que sucedió a Dàoguāng, la prohibición continuó, pero se sumió nuevamente en la laxitud. El comercio del opio se permitía en la práctica, y no se hacía nada por ocultarlo. Se cree que el propio emperador Xiánfēng era consumidor.

Los nombres del opio

A lo largo de su historia, el opio ha sido conocido en China por diferentes nombres: mǐnáng 米囊, yīngsù 罌粟 , wūxiāng 烏香 (fragancia negra), āfúróng 阿芙蓉, héfǔróng 合甫融, yāpiàn 鴉片…

El nombre āfúróng parece ser una transcripción fonética del nombre árabe afiyun (أفيون), e indica la participación de comerciantes árabes en su introducción a China. Por otra parte, para transcribir el término inglés opium se utilizaron los caracteres鴉片 (yāpiàn), literalmente, “rebanada de cuervo”. Esta transcripción dio juego a menciones del opio en la literatura posterior, metafóricamente, como cuervo (yā 鴉).

Algunos comerciantes británicos evitaban referirse al opio directamente por su nombre, sistema que sería copiado por los compradores chinos. De esta forma, el opio Patna era para los chinos gōngbān 公班, “mercancía oficial”; el Malwa, báipí 白皮, “piel blanca”, y el opio persa hóngpí 紅皮, “piel roja”.

La coexistencia de esta multiplicidad de nombres para designar la misma sustancia es una prueba de la popularidad que llegó a alcanzar.

Ilustracion Adormidera - Historia del Opio en China (III): El Opio de las Masas (s. XIX)

Probablemente ligado al auge del opio, se produjo un aumento notable de la prostitución. China tenía la incidencia más alta de prostitución de todo el mundo, y la edad de iniciación se redujo hasta los doce o trece años. Las prostitutas se congregaban donde fuera que se fumase opio.

La droga dio a muchas mujeres pobres un medio de supervivencia en los entornos del consumo ligados al sexo. Muchas de ellas se convertirían en el único pilar de soporte de familias enteras, cuyos padres y maridos gastaban todo su dinero en su adicción al opio. En muchos casos eran forzadas a ello, pero en otros lo hacían de manera voluntaria. Al mismo tiempo que el opio las subyugaba, también les proporcionaba un medio de movilidad social ascendente, pues las relacionaba con una clientela de hombres de clases más altas.

Pero el principal factor determinante de la prostitución era, sin duda, la pobreza. Algunas niñas eran vendidas por opio; muchos chicos jóvenes aprenderían también el oficio de preparar el opio y, a la vez que servirían de recreo sexual para otros hombres, se convertirían en fumadores ellos mismos.

El opio se convirtió también en un medio de suicidio, en especial para mujeres atrapadas en familias endeudadas o matrimonios infelices, pero también para hombres que lo habían perdido todo en negocios o apuestas. El envenenamiento por opio había sido conocido por muchos siglos, pero en el siglo XIX llegó a ser tan frecuente que se inventaron remedios médicos para contrarrestar el efecto de su ingesta y se estableció un servicio de emergencia caritativo específicamente para tratar el problema.

Mientras tanto, Shànghǎi 上海 emergería como la nueva capital de la droga. En la década de 1860, las casas de opio habían proliferado de tal manera que habían superado en número a otros establecimientos esenciales como casas de té o de vino. En 1872, había en Shànghǎi más de 1700 casas de opio, número que se había cuadruplicado para 1928.

Probablemente, entre los últimos en consumir opio estaban los culíes (kǔlì 苦力; en inglés, coolies), los trabajadores poco cualificados como porteadores, trabajadores físicos, mano de obra agraria u operarios de la industria. Para ellos, el opio se convirtió en una necesidad.

Culies - Historia del Opio en China (III): El Opio de las Masas (s. XIX)

Culíes transportando cargas.

Los culíes dependían de su fuerza muscular para ganarse el sustento; las condiciones de su trabajo eran, a veces, infrahumanas. Para ellos, el opio no era algo lúdico, sino un medio de sobrellevar su trabajo. El opio era energizante y anestésico; les permitía relajar sus músculos cansados y recuperarse y, sobre todo, les permitía pasar el día con una mínima ingesta de comida.

Los culíes podían seguir trabajando duro después de fumar, cuando antes de consumir estaban agotados; algunos observadores occidentales de la época dejaron constancia de esto. Muchos eran conscientes de los peligros de la adicción, pero priorizaban su sustento del día. Las casas de opio que frecuentaban no tenían nada que ver con aquellas visitadas por las clases altas; éstos eran lugares abigarrados y sin bellezas femeninas preparando sus pipas.

Las formas del opio. Tipos.

El opio que se consumía en China venía en una multitud de formas. Algunas de ellas eran fácilmente reconocibles para cualquiera, mientras que otras requerían un alto grado de conocimiento especializado. Así, existían diferentes formatos, colores, texturas y consistencias, potencia, aromas y grados de pureza. Cada tipo era preparado para venderse entre diferentes grupos sociales concretos.

El opio producido en Bengala por los británicos, con un gran control sobre la producción que determinaba una alta calidad, era conocido como Patna, que los chinos llamaban yángyào 洋藥,  bāntǔ 班土 o gōngbān 公班. Se presentaba en el mercado en forma de bolas con una corteza o cubierta exterior.

El opio Malwa era conocido en China como xiǎotǔ 小土, báipítǔ 白皮土, bái yángyào 白洋藥 o gōngsī bái 公司白, y se vendía en pelotas enrolladas en hojas de adormidera o paja.

Además del opio procedente de la India, también había opio de otras procedencias, como Persia, y variedades de cultivo doméstico.

El opio producido localmente en la provincia de Yúnnán se comercializaba en cuatro variedades: mǎfèn, bāozǐ, gèzǐ y kuàizǐ. El mǎfèn 馬糞 (“caca de caballo”), se producía a partir de opio crudo del sureste de Yúnnán, de color negro rojizo, y se envolvía en hojas de bambú. Tenía la apariencia de caca de caballo, de donde tomaba su nombre, pero era considerado el mejor de todo el opio doméstico y era producido específicamente para el mercado cantonés.

Bāozǐ 包子 (“panecillo”) consistía en opio crudo del oeste de Yúnnán, envuelto en característico papel de aceite y comercializado principalmente en Sìchuān, Húběi 湖北 y Shànghǎi.

Gèzǐ 個子 (“pastel”) semejaba pasteles caseros de color oscuro, que se preparaban en contenedores de bambú acolchados con hojas de la misma planta; también se vendía en Cantón, además de Húnán 湖南 y Guǎngxī 廣西.

Kuàizǐ 塊子 (“bloque” o “ladrillo”) era el tipo más económico, de color rojo o amarillo envuelto en papel y popular en las regiones de Húběi y Guǎngxī.

Estas categorías eran, además, adulteradas con opio de cultivo local para dar lugar a un producto más barato, lo que a la vez aumentaba el margen de beneficio de los vendedores y ayudaba a incrementar el mercado, pues consumidores con menos poder adquisitivo podían acceder al producto. Muchas de estas adulteraciones venían además dictadas por la demanda local; como ejemplo de ello, para dar un efecto picante al humo se añadía una variedad verde de tabaco producida en Běijīng 北京 e, incluso, arsénico.

Por otra parte, el opio de calidad, cuando se almacenaba adecuadamente en forma de un denso jarabe, libre de impurezas y sellado en jarras de cerámica o arcilla, podía mejorar con el tiempo debido a un proceso gradual de fermentación. Las mejores casas de opio solían madurar su producto durante varios años antes de servirlo al consumidor.

El opio madurado era una gran inversión en períodos de inestabilidad de la moneda. Podía almacenarse incluso más de dos décadas, y alcanzaba precios fabulosos.

Tras la primera Guerra del Opio, en Occidente se desarrolló un movimiento anti-opio, que proclamaba la bajeza moral de los comerciantes que lo introducían y del gobierno que lo permitía, y se desarrolló la imagen de China como víctima (antes incluso de que esta imagen apareciese en la China misma). Avalados por las concesiones arrancadas a la fuerza por la guerra, misioneros occidentales entraron en China a combatir la plaga del opio, con la firme creencia de que todos los consumidores eran adictos.

Fumando Opio - Historia del Opio en China (III): El Opio de las Masas (s. XIX)

 

Pero esta imagen parte de una percepción sesgada de la realidad, pues los misioneros centraron su atención en la parte más baja de la escala social, donde se vivían las peores condiciones, ignorando que muchos consumidores de todas las clases sociales disfrutaban del opio sin llegar a ser adictos.

No sólo eso; el opio era una norma de cortesía, una forma de ofrecer hospitalidad, igual que el té. Se ofrecía al recibir huéspedes y para entretener a amigos y familia, y estaba presente en fiestas, banquetes y eventos sociales de forma similar a como el alcohol o el café están presentes en Occidente. No sólo su ofrecimiento, sino también —y quizá más importante— su aceptación, se habían convertido en tǐmiàn 體面, es decir, en políticamente correcto o de conformidad con las normas sociales.

En China, las clases bajas se convirtieron en los chivos expiatorios de los problemas económicos y sociales. Según la narrativa oficial que fue tomando forma, el opio había hecho indulgente a la población, que no cumplía con sus obligaciones y no cultivaba habilidades productivas. Se culpó al opio también de la falta de efectividad militar.

Algunos consumidores se concienciaron de su responsabilidad moral siguiendo la línea abolicionista, mientras que otros apoyaban la prohibición públicamente, pero seguían consumiendo en la esfera privada. En general, la actitud era de resignación; se entendían las razones morales de la prohibición, pero mucha gente era incapaz de renunciar a la gratificación del consumo.

Tras la segunda Guerra del Opio, la entrada de la droga en los puertos marítimos se legalizó y fue sujeta a impuestos, que ayudaron a la modernización del ejército.

Hacia 1879, las importaciones de opio comenzaron a declinar debido a la abundancia de opio doméstico. Algunas estimaciones indican que para 1906, China producía siete octavos de todo el opio mundial. A principios del siglo XX, tanto señores de la guerra como regímenes políticos sacaron partido económico de la tasación y tráfico de opio local.

 

Lugares de consumo: Las casas de opio entre las clases bajas

Ya hemos visto, en nuestro anterior artículo, cómo eran los lugares de consumo entre las clases altas. Conforme el opio se extendió a la población rural y a los trabajadores urbanos, otros lugares abrieron que hicieron la sustancia accesible a todos.

Existían tiendas donde los más pobres podían comprar la pasta y fumarla allí. Aunque el espacio era limitado, había asientos con cojines y el servicio era rápido y barato.

Las “Casas de Humo” (yānguǎn 煙館) eran lugares públicos abiertos al consumo, donde además de la droga se proveían otros servicios como alojamiento y comida. También había apuestas, entretenimiento musical y sexo. Los fumadores seleccionaban su opio, y éste se preparaba delante del consumidor. A veces estos lugares eran conocidos también como huāyānguǎn 花煙館 o huāyānjiān 花煙間 (“Casas de Flores y Humo”; flor en este caso se refiere a la mujer prostituta).

Las casas de opio de la escala más baja del estrato social servían también de alojamiento y vivienda para aquellos pobres que no tenían un hogar propio. Allí comían, dormían y fumaban, marchándose para trabajar y regresando al terminar su jornada.

Siguiente artículo: Historia del Opio en China (IV): El Final del Opio (s. XX)

 

 

Fuentes:

Narcotic Culture: A History of Drugs in China, Frank Dikötter, Lars Peter Laamann y Zhou Xun. The University of Chicago Press, 2004.

The Social Life of Opium in China, Zheng Yangwen. Cambridge University Press, 2012

El Crepúsculo Imperial: La guerra del Opio y el fin de la última edad de oro china, Stephen R. Platt. Ático de los Libros, 2024

Historia de China, Patricia Buckley Ebrey. La Esfera de los Libros, 2009.

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