Qué Aporta el Entrenamiento de Artes Marciales a los Niños

Introducción:

Muchos padres no permiten a sus hijos aprender artes marciales porque les preocupa la relación que éstas puedan tener con la violencia. Algunos desean que sus hijos/as se conviertan en atletas y competidores, mientras que otros quieren que desarrollen disciplina y valores. Pero ¿es el entrenamiento en artes marciales adecuado para los niños? ¿Qué diferencias hay en el entrenamiento entre un adulto y un niño? Y ¿qué beneficios puede aportar el aprendizaje a los menores?

A continuación vamos a ofrecer nuestra perspectiva sobre estos aspectos, primero, aclarando la relación entre las artes marciales y la violencia; segundo, exponiendo someramente las diferencias que existen en el aprendizaje y el entrenamiento de un menor y de un adulto y, finalmente, exponiendo los que consideramos que son los beneficios más importantes que las artes marciales aportan al niño/a.

 

Artes Marciales y Violencia

Primero, ¿son las artes marciales violentas?

Las artes marciales están relacionadas con la violencia, pero no son en sí mismas violentas. En sus orígenes, todos los estilos tradicionales que existen hoy en día fueron diseñados para optimizar la eficacia en el combate, ya fuera éste armado o a mano vacía. No obstante, a día de hoy el significado de las artes marciales ha cambiado, ya que han cambiado los métodos de hacer la guerra. En la actualidad, el principal medio de guerra son las armas de fuego.

Las artes marciales nos enseñan a lidiar con la violencia (con cierto tipo de violencia, ya que ningún arte marcial trata con todos los tipos de violencia). Para ello, los artistas marciales pasamos años depurando nuestra técnica. Esto significa que pasan años desde el momento en que alguien acude al arte marcial hasta el momento en que se encuentra preparado para usarlo de manera efectiva, si es que éste momento llega alguna vez. Por ello, alguien con inclinación a la violencia que busca causar daño no acude a un arte marcial, sino a otros medios más inmediatos de conseguirlo, como por ejemplo el tener acceso a un arma.

Ahora, ¿puede un niño desarrollar inclinaciones violentas a través de las artes marciales? Desde luego que puede, si se le anima a ello. Como también puede desarrollarlas fuera de las artes marciales, si de igual modo se le anima a ello. Por ello, es importante encontrar un instructor cualificado y con buen carácter, que sepa qué es lo que quiere transmitir y sea capaz de cortar cualquier actitud violenta, alentando el desarrollo de cualidades y actitudes contrarias a ésta. No obstante, la mayoría de instructores de artes marciales tanto tradicionales como modernas son personas calmadas y no permiten que sus escuelas se conviertan en gallineros.

kungfu ninos - Qué Aporta el Entrenamiento de Artes Marciales a los Niños

Incluso en los estadios más avanzados del aprendizaje marcial, que ya no ocurren en la niñez, en los que un estudiante pone a prueba sus habilidades frente a otro estudiante, esto ha de hacerse en un entorno controlado y seguro, bajo estricta supervisión y siempre bajo la aceptación mutua de una serie de reglas y desde una actitud deportiva y una predisposición amistosa. Y por supuesto esto ha de nacer de una elección del propio estudiante y no de una imposición sobre él.

 

Diferencias en el entrenamiento y limitaciones del menor

Generalmente, los métodos de entrenamiento de las artes marciales tradicionales están basados en la repetición de técnicas una y otra vez, ya sea de manera aislada o en secuencias más o menos largas. Si esto ya puede resultar tedioso para muchos adultos; cuánto más para un menor.

Los niños aprenden mediante el juego, y es en éste medio donde tienen la oportunidad de desarrollar sus máximas capacidades (incluso los adultos aprendemos también mucho mediante el juego). Por ello, el entrenamiento de un menor ha de combinar de manera equilibrada la disciplina y el juego, y no va a estar tan enfocado en el perfeccionamiento y la aplicación técnica sino en el desarrollo de ciertas habilidades.

Esto es así, además, porque aunque los niños tienen una gran capacidad de aprendizaje, generalmente no van a poder alcanzar la profundidad de entendimiento de un adulto. Aunque el niño pueda ejecutar perfectamente los movimientos de un arte marcial concreto, es difícil que desarrolle una comprensión adecuada y profunda del arte marcial, ya que para esto se necesita madurez y mucha reflexión.

Por ello el entrenamiento de Kung Fu para niños suele basarse más en el desarrollo de habilidades motrices y coordinación y en la formación de la estructura corporal necesaria para un aprendizaje posterior. Esto es útil para el aprendizaje futuro, no sólo del arte marcial sino de cualquier otro deporte o actividad que requiera coordinación y destreza.

El entrenamiento ayuda además al menor a desarrollar hábitos de vida saludable, previniendo comportamientos dañinos como el consumo de drogas e introduciéndole en un estilo de vida física y mentalmente sano.

Cabe destacar además la relación existente entre la postura y la mente. Una postura caída suele ser signo de una actitud derrotista y una personalidad reservada, tímida e introvertida. Mientras que una posición erguida denota autoconfianza y seguridad. Creemos que el entrenamiento contribuye a la formación del cuerpo del niño y de esta manera puede influir en la formación de actitudes mentalmente sanas.

 

Actitudes y valores

Sin duda, uno de los beneficios más destacables del entrenamiento de artes marciales es el desarrollo de valores y actitudes positivas, tanto hacia uno mismo como hacia los demás. Entre las enfocadas hacia uno mismo, las más importantes son la paciencia, la disciplina, la demora de la gratificación, la valoración del logro (vs la valoración del premio), la seguridad y la autoestima.

En cuanto a hacia los demás, caben destacar el respeto, la humildad y la generosidad. Todas estas actitudes facilitarán la interacción social y el desempeño del menor en el futuro en todos los ámbitos.

No obstante, el proceso es lento y progresivo, y hemos de tener claro que el entrenamiento en artes marciales no es una panacea mágica que produzca resultados inmediatos. Se ha de tener la constancia y perseverancia necesarias y creemos que es clave que el niño/a se lo pase bien en el proceso.

También creemos que el deseo de practicar ha de nacer del propio menor y no ha de venir impuesto por sus padres, ya que una imposición de este tipo genera rechazo e incluso aversión hacia la práctica. Al fin y al cabo es parte del tiempo libre del niño y éste ha de poder, como mínimo, participar en la decisión de cómo emplearlo.

 

Conclusiones

Hemos visto, pues, que aunque las artes marciales nos enseñan a lidiar con la violencia, su entrenamiento no es violento en absoluto. Es más, a lo largo de los años de práctica, uno templa su carácter y generalmente nos convertimos en personas más amables y pacíficas.

Hemos expuesto también algunas diferencias entre el aprendizaje de un adulto y de un niño, incluyendo algunas limitaciones de éste último. No obstante, creemos que estas limitaciones se ven compensadas con creces por los beneficios que el aprendizaje aporta al menor, destacando el desarrollo de habilidades motrices, hábitos saludables y valores y actitudes positivas hacia uno mismo y hacia su prójimo.

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