El Más Allá en la Cultura China (III): La «Muerte en Vano»

Introducción:

En los dos artículos anteriores sobre el más allá en la cultura china hemos expuesto conceptos fundamentales de la cosmovisión china relativos al mundo de los muertos; hemos visto cómo es el inicio del viaje al inframundo, en que el difunto encuentra a los Diez Reyes o Diez Tribunales del Rey Yánluó (十殿閻羅 shí diàn Yánluó), y hemos revisado cómo esta mitología fue formándose gradualmente, tomando como modelo el mundo de los vivos. Recomendamos su lectura para entender mejor el presente artículo.

Una idea que ha preocupado a la mentalidad china a lo largo de toda su historia es aquella de la muerte injusta o “muerte en vano” (枉死 wǎng sǐ). Como ya vimos, en el inframundo se guardan los registros de los años de vida que han sido asignados a cada persona. Pero una muerte violenta o un accidente pueden causar que una persona muera de manera prematura, antes de haber alcanzado a cumplir su tiempo asignado de vida. Éste es el caso que ha venido a llamarse “muerte en vano”.

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Concepto de muerte en vano:

El concepto de wǎng sǐ, que podemos traducir como “muerte en vano” o “muerte injusta”, viene a designar todos los casos en que la defunción no se produce de manera natural. Abarca, por tanto, las muertes producidas por asesinatos, guerras, suicidios, accidentes o desastres naturales, etc.

Como ya sabemos, uno de los valores confucianos más importantes es la piedad filial, entre cuyos requisitos se incluye dejar descendencia, a ser posible masculina. A su vez, es el hijo varón el que se encarga de los ritos funerarios de sus padres, así como de mantener el altar familiar, realizando ofrendas regularmente a los espíritus de sus ancestros.

También hemos mencionado que junto con las pertenencias del difunto, se incluían en la tumba pases como el llamado míngtú lùyǐn 冥途路引, “permiso de viaje al inframundo”, sin el cual el difunto no podía cruzar la Puerta de los Espíritus (鬼門關 guǐ mén guān) y acceder al mundo de los muertos.

Por tanto, una muerte producida sin haber tenido un heredero varón era una tragedia para la familia. Imaginemos, también, una muerte en la que no se puede encontrar el cadáver y por tanto no se pueden dar la sepultura adecuada, o un asesinato en el que no se tiene descendiente y nadie puede ocuparse del alma del difunto. Todos estos son casos de muerte en vano.

Pero, dependiendo de las causas de la muerte, el destino del alma de los difuntos puede ser muy diferente.

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Destino de las almas:

En el mejor caso, cuando la muerte en vano se produce debido a una buena acción del difunto (un “gran bien”, 大善 dà shàn), como podría ser morir por salvar a otra persona en peligro, éste puede ascender inmediatamente al Cielo (Tiān 天), convirtiéndose en un inmortal (xiān 仙).

En el extremo opuesto, es decir, si se muere en vano debido a las malas acciones de uno mismo (un “gran mal”, 大惡 dà è), como podría ser condenado a muerte por cometer crímenes, se va directamente a los infiernos (shíbā dìyù 十八地獄, “dieciocho prisiones de tierra”), el más bajo de los seis reinos de la existencia (liùdào 六道).

Torturas Infiernos - El Más Allá en la Cultura China (III): La "Muerte en Vano"

Infiernos (shíbā dìyù 十八地獄).

Pero, salvando estas contadas excepciones, la muerte en vano conlleva un destino incierto para el difunto, que se convierte en un alma solitaria, que queda sujeta al lugar de la muerte y vaga en la frontera entre el mundo yīn y el yáng.

En este caso, el alma deberá esperar a que se cumplan los días asignados de vida en la tierra para poder acceder al inframundo y continuar su camino a la reencarnación. Ante este destino, el bodhisattva Dìzàng 地藏 creó la Ciudad de los Muertos en Vano (枉死城 Wǎngsǐchéng), para alojar a estas almas hasta que cumplan sus días asignados.

Durante el periodo de permanencia en Wǎngsǐchéng, los difuntos no pueden recibir las ofrendas que los vivos hacen desde el mundo yáng. Estas ofrendas son almacenadas temporalmente en el más allá hasta que el difunto cumple sus días asignados y es liberado de la ciudad.

En las creencias populares, esta ciudad aparece dividida en una parte interna y una externa. En esta última están las almas de aquellos que murieron de manera involuntaria, es decir, por negligencia o falta de pericia propia como, por ejemplo, ahogados.

A los suicidas, por su parte, el más allá chino les reserva un destino terrible. Se dice que el alma del difunto repite la misma acción que desencadenó su muerte una vez cada día, y que no podrán abandonar el lugar de la muerte hasta que encuentren a un sustituto que los reemplace.

En Taiwán, los llamados Yīnmiào 陰廟, “Templos Oscuros”, están dedicados a las almas de los fantasmas que murieron prematuramente.

 

La muerte injusta:

Finalmente, están los casos de muerte a causa de gran injusticia (大冤 dà yuān), como por ejemplo los asesinatos de gente inocente. Se cree que los fantasmas de quien muere de forma injusta no pueden limpiar su corazón de resentimiento hasta que no ven a su agresor recibiendo su castigo en el inframundo.

En este caso, las almas permanecen en la Ciudad de los Muertos en Vano hasta que se produzca la muerte de su asesino. Desde el interior de esta ciudad, observan las torturas a que es sometido su agresor y sólo entonces pueden proceder ellos a recibir su juicio.

En casos extremos de muerte injusta, el rey Yánluó puede decretar una reencarnación por venganza, o bien dar la orden conocida como “bandera negra” (黑令旗 hēi lìngqí), que obliga al enemigo del difunto a intercambiar su vida por la de su víctima.

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En la novela clásica china Viaje al Oeste (Xīyóuiì 西遊記) se cuenta el caso de Chén Guāngruǐ 陳光蕊, que yendo de camino a tomar posesión de un puesto oficial acompañado de su mujer, es asesinado por un barquero que arroja su cadáver al río y, tomando a su esposa por la fuerza, adopta la identidad del difunto para tomar posesión del cargo él mismo.

Pero el Rey Dragón (龍王 Lóngwáng) del río, que debía un favor a Guāngruǐ, introduce una perla en su boca para que el cuerpo se conserve. Muchos años después, cuando el asesino es finalmente ajusticiado y su corazón e hígado son ofrecidos al alma de Guāngruǐ en el lugar de la muerte, el Rey Dragón libera el cuerpo del difunto y éste vuelve a la vida, reuniéndose de nuevo con su esposa.

 

Conclusión:

Las ideas sobre la “muerte en vano” revelan las inquietudes de la mentalidad china sobre el más allá, y la importancia que se otorga a la descendencia masculina, que debe ocuparse de los ritos y del cuidado del alma del difunto.

Cuando esto no se produce, el alma queda atrapada entre el mundo de los vivos y el de los muertos, convirtiéndose en un “fantasma salvaje solitario” (gūhún yě guǐ 孤魂野鬼).

En el siguiente artículo sobre el más allá veremos cómo es el final del viaje del difunto a través del inframundo, hasta que el alma es reencarnada nuevamente, comenzando un nuevo ciclo de la existencia.

 

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